Por: David Auris Villegas Escritor/Poeta davidauris@gmail.com |
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A mis cuarenta y seis, fue difícil superar mis limitaciones cognitivas en base a lecturas y hablar despacio, aunque a veces se nota mi asperger.
Nunca he amado a nadie, como tampoco me han amado. Hace unos años, antes de empezar una relación le revelé que soy soberanamente celoso y condenadamente prejuicioso. A pesar de mi confesión, nos besamos.
Poco después le pedí terminar, y ella dijo, enamorados o mortales enemigos. Como soy amante de la paz, continuamos.
Ahora que anhelo mi apacible soledad, le ruego terminar. Con fiereza y lágrimas, argumenta que la he hecho perder su tiempo y me demanda un alto resarcimiento económico que no poseo, de lo contrario arruinará mi vida. ¿Qué haré?
Vivo una espantosa pesadilla.
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