El último informe de monitoreo de coca Perú 2015, presentado conjuntamente por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito - UNODC y el Estado peruano, muestra una disminución del área cultivada con coca de 6,1 por ciento en comparación con el 2014. Esta cifra significa que el área utilizada para el cultivo se redujo de 42.900 hectáreas a 40.300 hectáreas.
En 2015, el Estado reportó 35.868 hectáreas de erradicación, 14,9 por ciento más que en 2014. Las áreas que han sido afectadas por la mayor parte de estas acciones son las regiones de Aguaytía, Alto Huallaga (incluyendo Monzon), Pichis-Palcazu-Pachitea, Bajo Amazonas y San Gabán. Los Valles Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) la zona de mayor superficie cocalera en Perú muestra una disminución de 2,7 por ciento; esto debido a la implementación de un plan de conversión llevado a cabo por el Ministerio de Agricultura, que implica la erradicación voluntaria por parte de los agricultores cocaleros y la instalación cultivos lícitos.
Un análisis adicional se ha centrado en la intervención de los cultivos de coca en áreas naturales protegidas (ANP). En este período, 134 hectáreas de cultivos de coca en producción se han detectado en estas áreas, y más de 6.000 hectáreas en sus zonas de amortiguamiento. El Parque Nacional Bahuaja Sonene ha sido el más golpeado por los cultivos de coca de las zonas de Inambari-Tambopata y San Gabán. Este último tiene una condición especial debido a que, además de la coca, también se ve afectada por la minería ilegal y delitos conexos vinculados con el crimen organizado.
La producción de hoja de coca secada al sol utilizada por los traficantes de droga para producir pasta de coca y clorhidrato de cocaína, se situó en unas 99.080 toneladas métricas en 2015. El VRAEM representó el 69 por ciento de la producción, debido en parte a sus mayores rendimientos por hectárea que alcanzan las 3,6 toneladas métricas por hectárea al año, en comparación con el promedio nacional de 2,4 toneladas métricas. Al igual que en años anteriores, alrededor de 9.000 toneladas métricas de la producción total se utiliza para la el consumo tradicional de masticado, según fuentes oficiales.
El precio de salida de la explotación de hoja de coca seca se mantuvo una disminución de 9,3 por ciento. Este precio se redujo de $4,3 a $3,9 por kilogramo. La misma situación ha ocurrido los derivados: el precio de la pasta básica sufrió un descenso de 11,3 por ciento -de $843 a $745 por kilogramo- y el precio promedio de clorhidrato de cocaína disminuyó 11,6 por ciento entre 2014 y 2015, de $ 1.178 a $ 1.133 por kilogramo. Las incautaciones, por su parte, pasaron de 18.700 kilogramos en 2014, a casi 8.446 kilogramos en 2015, un descenso del 54,6 por ciento. Sin embargo, las incautaciones de pasta básica se incrementaron un 4,5 por ciento en el mismo período, pasando de 11.116 kilogramos (2014) a 11.600 kilogramos (2015).
Fuente: Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
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