Por: Paula Barragán
QUITO | Esta pandemia causada por un virus diminuto que ha saltado del reino animal nos recuerda que siempre, desde la época de las cavernas, hemos tenido una relación de amor y temor con la naturaleza.
Ahí ha estado nuestra fuente de vida y belleza, pero también de horror y muerte. Y ahí hemos ubicado a nuestros fantasmas, esos osos y lobos de los cuentos infantiles que vienen a devorarnos o chuparnos la sangre, como los vampiros. Quizás por nuestra culpa, por nuestra soberbia hemos provocado que una infección sea omnipresente.
El hombre disimulado y acongojado en el dibujo, junto a la mujer que desfallece, se pregunta: ¿De quién es la culpa? ¿De su imaginación? ¿De una sociedad que agrede constantemente al medioambiente? ¿O es un gesto fugaz y banal de una naturaleza que estuvo antes y seguirá después de nosotros y a la que le importamos muy poco?
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Paula Barragán es diseñadora y artista plástica ecuatoriana.
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