HUACHOS 16-06- 2018 | Considero que todavía tengo tiempo a mis 79 años de edad para escribir algo que me nace del pensamiento y el corazón, algo que me apasiona, que me obliga las circunstancias, no como un medio para captar dinero, sino como poblador andino que piensa en el progreso de su pueblo.
Por gratitud y gran estima a la prestigiosa página virtual Huachos.com que publica mis textos, continuaré escribiendo temas de reflexión.
En las décadas anteriores dejé testimonio de mi preocupación por esta tierra que me vio nacer. Mis poemas “Irrigación Putaga San Francisco”, “La fogata”, “Sueños muertos”, “Carretera Huachos Pampalaya (1994-1996) fueron un medio para expresar mi sentir.
El tener una vida constante en mi pueblo y vivir en carne propia el día a día, con sus alegrías, sus decepciones, sus conflictos, sus indiferencias, sus abandonos y por qué no decir también, con sus esperanzas que, muchas veces son silenciosas. Todo esto me da la oportunidad de pensar que siempre hay espacio para anhelos que como huachinos, aún tenemos.
A pesar de todos estos avatares de la vida, sigo esperanzado en que Huachos vuelva a tener la prestancia y el alto progreso que antaño lo teníamos a nivel de los pueblos de Castrovirreyna. Solo depende de cada huachino, de cada autoridad, de cada comunero, que desde el lugar en que se encuentre actué y trabaje con honestidad, con ética, con sincero cariño al suelo de sus ancestros y al suelo que nos acogió desde el nacimiento.
Mis sueños para Huachos siguen vigentes en mis pensamientos: Sueño que tenemos un cerco permanente de vicuñas en Quiropalca que sirva para salvaguardar nuestro recurso natural. Sueño con una piscigranja, multicomunal entre las cinco comunidades campesinas: Occoro, Suytupampa, Huachos, Pichuta y Huajintay. Sueño que en Quiropalca se construya un complejo turístico multiuso en memoria y gratitud al soldado huachino Felimon Vicerrel Huaycochea que luchó y regresó victorioso a este lugar luego del conflicto con el Ecuador en el año 1942 y está olvidado por el estado.
Sueño que nuestros niños y jóvenes rescatan, cultivan con alegría y gozo nuestras danzas, nuestra música y nuestros modos de vida tradicionales.
Sigo pensando que estos sueños personales se materialicen en un futuro, aunque ya no tenga vida, moriré con el consuelo que mi pueblo amado progresa y mejora la vida de los que seguirán viviendo en esta tierra bendita.
Segundino De los Ríos Cárdenas – Abril del 2018
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