PPK y sus invitados pasan momentos de esparcimiento durante el solemne desfile militar de fiestas patrias.
 

De una sociedad en el que había códigos que regían nuestros comportamientos hemos pasado a una sociedad donde no hay nada y donde nadie sabe cuáles son esos códigos que nos ponían límites.

El Presidente de la República representa a la Nación. Su comportamiento está sujeto a “reglas”, “costumbres y modelos de vida”  o como decian nuestras abuelas las “Buenas maneras” que como Presidente  PPK debe tener en cuenta para no ser objeto de burla y críticas. Hace muchas décadas nuestros padres tuvieron  como patrón de comportamiento el “Manual de urbanidad  y buenas maneras” de Manuel Antonio Carreño, que  contenía normas de conducta y comportamiento o reglas de la vida,  en un mundo civilizado. En los colegios y escuelas también nos enseñaban las “Reglas de Urbanidad”.

Con el devenir del tiempo los colegios se han olvido de las normas de comportamiento. Cada quien hace lo que quiere aunque contraste con la forma correcta de convivir.

No nos parece sensato que un Presidente recurra  a formas de vida, rompiendo las reglas de conducta para ganarse aplausos  y tomarse fotos. Un mandatario no está para eso, ni mucho menos que, sus ministros sean unos carneros. No creemos que el Presidente PPK esté con demencia senil o padezca de alguna alteración psicológica. Pero, su modo de actuar refleja que padece de “figuritis”.

Les encanta llamar la atención provocando la reacción de muchos sectores que no comparten su forma pitonisa de actuar.

PPK debe saber que cada quien es dueño de su propio destino. Puede hacer ejercicios, practicar deporte, caminar, manejar bicicleta, en la hora y momentos necesarios, de acuerdo al rol establecido personalmente. Es una estupidez creer que haciendo un poco de ejercicios se puede bajar de peso. Indudablemente toda acción física permite liberar energía. Y después los actores están con hambre. Si no se posee los recursos necesarios para compensar lo perdido la persona practicante sufre efectos negativos para su salud.  

PPK es Presidente de la República, no es un personaje farandulero ni cómico. Su imagen debe ser símbolo de ejemplo e imitación para propios y extraños. Debe tener identidad como Presidente de la Nación. PPK está demostrando que carece de personalidad definida como autoridad máxima. Su mimetismo como persona da mucho que pensar.

Lamentablemente es un Presidente que salió del montón, sin principios ni doctrina amalgamada durante años. Esperamos que PPK actúe como Presidente del Perú, y no como un mamarracho.

Todo para decirles que "No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo"

Según cuenta Plutarco en sus "Vidas paralelas", un patricio romano llamado Publio Clodio Pulcro, dueño de una gran fortuna y dotado con el don de la elocuencia, estaba enamorado de Pompeya, la mujer de Julio César.


Tal era su enamoramiento, que en cierta oportunidad, durante la fiesta de la Buena Diosa -celebración a la que sólo podían asistir las mujeres- el patricio entró en la casa de César disfrazado de ejecutante de lira, pero fue descubierto, apresado, juzgado y condenado por la doble acusación de engaño y sacrilegio.

Como consecuencia de este hecho, César reprobó a Pompeya, a pesar de estar seguro de que ella no había cometido ningún hecho indecoroso y que no le había sido infiel, pero afirmando que no le agradaba el hecho de que su mujer fuera sospechosa de infidelidad, porque no basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo. La expresión, con el tiempo, comenzó a aplicarse en todo caso en el que alguien es sospechoso de haber cometido alguna ilicitud, aún cuando no hubiera dudas respecto de su inocencia, en la forma y en el fondo "No basta que la mujer del César sea honesta; también tiene que parecerlo".

Demencia senil

Demencia senil es el nombre dado en español a un síndrome que se caracteriza porque el sujeto afectado va perdiendo muchas de sus capacidades psíquicas, especialmente las cognitivas. El nombre clínico proviene del latín: de, "lejos" + mens (cuyo genitivo es mentis): "mente"; por su parte, senil es un adjetivo que alude a la senectud o ancianidad, aunque los actuales estudios médicos evidencian una minoría de cuadros de demencia senil a edades cronológicas relativamente tempranas.

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