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Las elecciones del 6 de junio dieron como corolario “el fin de la derecha corrupta y vigencia de la nacionalidad tras 489 años de cautiverio y explotación”.
El gigantesco asesinato ocurrido en la toma de Cajamarca el 16 de noviembre de 1532; donde los asesinos españoles mataron a 30 mil nativos, y persiguieron con el cuento de idolatría, a millares de personas, tiene como epílogo, que los auténticos peruanos, vuelven a renacer y retomar -en forma vibrante y aguerrida- la nacionalidad e identidad de pura sangre: la sangre del Tahuantinsuyo. El pueblo está vivo, no está muerto. La sangre pura del incario circula por las venas de los peruanos.
Los descendientes de los forajidos venidos de la península- que explotaron y despojaron las tierras de los tahuantinsuyanos, durante 5 siglos, en forma inhumana, creyeron haber sepultado la identidad y conciencia nacional, de los oriundos peruanos. Pensaron que los patriotas del Perú Milenario, del origen ancestral, “vencedor de precipicios y forjador de naciones”, como apuntaba el poeta Mario Florián, había sucumbido, física y espiritualmente.
Vale decir, se habían muerto para siempre, constituyendo una historia solo de recuerdos. Falso de toda falsead. Diga lo que se diga, mienta lo que se mienta, la esencia de la peruanidad sigue viva y latente en cada hombre nacido en la patria profunda, no se ha muerto. Tiene el orgullo de soportar casi 5 siglos de estropicio y explotación bárbara, viviendo en la miseria, pobreza y hambre, abandonados a su suerte, trabajando día y noche para el patrón, cada vez más rico y poderoso. Los ricos nunca trabajaron, no conocen la noche fría ni cansancio, sino la plata.
El 6 de junio creemos que -el verdadero pueblo- libró la “II Independencia Nacional”. Ante este suceso patriótico, como ayer los realistas quisieron perpetuarse eternamente, chupando la sangre peruana, hoy saltan los descendientes de los criminales y ratas que quitaron las tierras de los campesinos, y fueron a vivir a la metrópoli, para desconocer la victoria nacional del hombre pobre, del Bicentenario. Vemos que, la masa campesina, logró la victoria, con sus votos, el 6 de junio que se veía imposible, porque la derecha, las ratas, los políticos, la prensa… unidos defendían sus intereses. Hoy siguen bregando para la continuidad de las ratas, camuflando entrevistas y buscando 5 pies al gato, para denigrar la candidatura de Pedro Castillo.
Quienes vivieron a costa de los campesinos, al ver el triunfo de Pedro Castillo, un humilde profesor; la candidata de la corrupción y sus mastodontes salen a fustigar y atacar a Pedro Castillo. Siguen con el cuento de Cerrón, Bermejo, y comunismo, envenenando y arrastrando a la gente honesta. ¿Acaso en las calles están la gente de extrema derecha? No, sólo está luchando la otra parte del pueblo engañado por la japonesa.
La contundente masa del pueblo se encuentra apostando por Pedro Castillo. Según los conteos Perú Libre es el ganador. Los forajidos cuentan con los mejores abogados, abundante plata, y la prensa mercenaria a su favor, por eso no cesan de atacar al profesor y al pueblo. Deben estar pasando la peor pesadilla de su vida, ensayando trucos y triquiñuelas en busca del triunfo.
Se ha llegado al extremo insólito de que el presidente usurpador y golpista Francisco Sagasti, en forma oculta, ha sostenido diálogos con Mario Vargas Llosa, el traidor 1 del Perú, lo que demuestra que el gobierno está metido en la danza pro la candidata Keiko Fujimori. En tanto Pedro Castillo, huérfanamente, apoyado por su pueblo, viene luchando como pueda. El 28 de julio será la declaratoria -pensamos- la “II Independencia Nacional”.
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