Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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Cuando se creía que estaba sepultado, desde cuando terminó el más difícil enfrentamiento ocurrido entre peruanos de toda la historia republicana entre 1980 y 2000, el racismo sale a la superficie; con el agravante que de acuerdo al Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) publicado en 2003, “el conflicto tuvo un fuerte componente étnico, desde el inicio hasta el final”, y agrega que “debido al racismo y la subestimación como ciudadanos de aquellas personas de origen indígena, rural y pobre, la muerte de miles de quechua hablantes fue inadvertida en la opinión pública nacional.”
La Defensoría del Pueblo del Perú percibe que racismo y discriminación resucitaron en la sociedad, sobre todo en los pobres, provincianos quechuahablantes y afroperuanos. A estas comunidades además de afectársele el derecho a la salud por el racismo, les desconocen y niegan otros derechos como la educación, o el acceso al trabajo; pero, principalmente, deshumanizan a las personas pues atacan un aspecto esencial de todo ser humano: su dignidad, agrega esa entidad.
La CVR en su momento imaginó la necesidad de suscribir en el Perú, donde viven 55 grupos étnicos, un pacto fundacional para evitar hechos parecidos; esta semana se celebró El Pacto Público contra el Racismo en el Fútbol, el primero de varios que están por firmarse en otros sectores.
Los madrazos, desprecios y actos racistas durante un partido de fútbol se acabarán desde la firma del mencionado pacto. En caso de insulto en el transcurso del juego el juez puede detener el partido, o jugar a puerta cerrada, sin banderolas, globos ni instrumentos musicales.
La CVR dice que “la palabra «cholo» equivale a decir «indio», palabra cargada de connotaciones sumamente peyorativas”;
Aunque la discriminación está contemplada como delito desde el año 2000 con penas privativas de la libertad hasta por 3 años, generalmente los comportamientos racistas quedan en la impunidad por la orfandad de pruebas, pero sobre todo porque las víctimas no denuncian haber sido objeto de discriminación étnica o racial.
Al momento de indagar cómo resolver ese agudo problema que es general en América Latina y Caribe, pero que en el Perú se dice que es otro cuento, la Defensoría del Pueblo Perú, es de la opinión que “definitivamente enfrentar el racismo no tiene una fórmula única y, si bien su lucha constituye una labor fundamental del Estado, nos interpela a todos.”
@luforero4
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