Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señala que “No hay una bala de plata (silver bullet) para resolver el problema” del desperdicio y pérdida de alimentos, términos que difieren uno del otro, ocurriendo el primero en el consumo y nivel de la venta al por menor, y las pérdidas   las que se producen a lo largo de la cadena desde la cosecha, el sacrificio o la captura hasta el nivel minorista, aunque sin incluirlo.

Aunque “Todos tenemos un papel que desempeñar en la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos”; los consumidores y los actores de la cadena de suministro de alimentos (agricultores, manipuladores, procesadores y comerciantes), no se ha creado la suficiente conciencia para evitar este problema que afecta a todos países.

El BID al respecto se cuestiona así: “Si te preguntaran cuántas toneladas de alimentos se pierden y desperdician cada día en tu país, ¿sabrías que responder? Y si te preguntaran cuántos kilos de comida desperdicias tú cada día o semana, ¿qué dirías?”; o la que plantea la FAO: “¿Qué medidas de prevención podrían establecerse?”, para evitar el desperdicio de comida.

Preguntas similares son imposibles de responder, aunque más importante que saber la cantidad correcta es responder qué està haciendo cada uno al respecto, y en cuanto a las medidas, “no hay muchas investigaciones en curso al respecto”, como tampoco “parece que se preste demasiada atención a las pérdidas actuales”.

“América Latina y el Caribe se pierden y desperdician cada año 127 millones de toneladas de alimentos; equivalente a 223 kilogramos por persona por año y en el Perú se desaprovecha nueve millones de toneladas de alimentos.”

A nivel global anualmente se pierde o desperdicia mil trescientos millones de toneladas de alimentos, alrededor de 180,000 veces el peso de la Torre Eiffel; en América Latina y el Caribe se pierden y desperdician cada año 127 millones de toneladas de alimentos; equivalente a 223 kilogramos por persona por año y en el Perú se desaprovecha nueve millones de toneladas de alimentos. Indica el Banco Mundial, que, a nivel mundial, los consumidores desperdician tanta comida como para llenar 2.5 estadios de fútbol cada día.

Cuando se desperdicia o pierden alimentos, además de ponerse en duda el cumplimiento de dos Objetivos de Desarrollo Sostenible, el 2 (Hambre Cero) (Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles), se inutilizan recursos naturales limitados como la tierra, agua, energía, fertilizantes, etc., utilizados en el cultivo y procesamiento de los alimentos, y se afecta los ecosistemas y vertederos sanitarios.

Lo que más se desperdicia son las raíces, frutas, hortalizas y semillas oleaginosas, en una proporción del 50%; el 30% de los cereales, el 20% de la carne y productos lácteos y el 35 % de los pescados. 

Esa comida se pierde en la producción un 28%; en el manejo y almacenamiento otro 21%; en el procesamiento un 6%; en la distribución y mercadeo un 17%, y a   nivel de consumo, etapa en la que el costo económico del desperdicio de alimentos es más alto, especialmente en hogares, se desperdicia alrededor del 28% de los alimentos producidos. En el sector turístico se desperdicia demasiados alimentos, por ejemplo, en el “omnipresente buffet”, en el que se patrocina el desperdicio de parte de los comensales, y al final “normas de seguridad de los alimentos hacen que se deseche la comida intacta del buffet”.

Son varias las causas determinadas por los organismos internaciones como la ONU para para la pérdida y desperdicio de alimentos, entre las cuales están en la granja, cosechar en el momento inadecuado, las malas condiciones climáticas, las prácticas erróneas en la cosecha y su manejo, y los desafíos que suponen la comercialización de los productos, así como las condiciones de almacenamiento inadecuadas. Igualmente se rechazan “productos que no cumplen con cierta forma o apariencia”, o no diferenciar “fecha de vencimiento” con la de “consumo preferente”.

Varios son las acciones relevantes para enfrentar el asunto;  en 2017, Chile estableció el Comité Nacional para la Prevención y Reducción de Pérdidas y Desperdicios de Alimentos; en Brasil,  con alimentos que habrían acabado en la basura, la red nacional de bancos de alimentos, Mesa Brasil SESC, ha entregado comida a más de 1,4 millones de brasileños;  en el Perú se impulsa la campaña nacional Cero Desperdicios de Alimentos y  el BID creó la plataforma #SinDesperdicio, que buscar cambiar esta realidad en América Latina y el Caribe.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO); el costo anual de los alimentos desechados se estima en un billón de dólares.

Evitar el desperdicio de alimentos tiene muchos más beneficios de lo que imaginas...

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— FAO en español (@FAOenEspanol) March 15, 2020

Semejante situación se da cuando en el mundo 820 millones de personas pasan hambre, en América Latina y el Caribe 42 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria severa, subalimentación aguda, mejor llamada hambre y en el Perú 3 millones de personas padecen hambre. Más de 30 millones de latinoamericanos, saciarían el hambre “con solo los residuos de alimentos”.

@luforero4