El alumnado riende homenaje en el Dia del Maestro en el Escuela Prevocacional 559 de Huachos.
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Por: Ferrer Maizondo Saldaña
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PUBLICADO EL 06-06-2018 | Gustavo Mendoza Marticorena es una autoridad y referencia educativa en toda Castrovirreyna. Ejerció docencia en Chincha y Huachos. Realizó estudios escolares en Lima en el primer colegio nacional del Perú: Nuestra Señora de Guadalupe; destacando como atleta.
Maestro de impecable didáctica. Nutrido y actualizado en conocimientos pedagógicos. De lenguaje sencillo. Un desborde de talento, entusiasmo, creatividad y dedicación fueron cada una de sus sesiones de aprendizaje. Fue una chispa vital en la educación del pueblo. Amó la enseñanza. Mostró interés en despertar la natural curiosidad de las pequeñas mentes, como dijera Anatole France.
Puntual y dedicado a la formación integral de varias generaciones. Sus alumnos lo recuerdan con mucho afecto y respeto. En la vida diaria siempre tenemos presente sus opiniones, juicios y comentarios. Facilitó a que los niños construyan y transformen sus conocimientos. Enseñó a ver el mundo desde diversas perspectivas. Ayudó al estudiante a integrarse exitosamente en la vida comunal, laboral, educativa, cultural, política, económica y religiosa de la sociedad.
«Como muchos maestros llegó joven, se enamoró del cálido y acogedor Huachos y, formó familia con la destacada maestra Zuñilda Patiño Cárdenas.»
Se preocupó por construir el actual local de la escuela primaria de varones, conocida en sus primeros años como Escuela Prevocacional 559, escuela de nuestra infancia, inquietudes y travesuras. El valioso esfuerzo es resultado del entusiasmo, trabajo y compromiso de docentes y padres de familia. Es justo reconocer también que fue uno de los protagonistas y gestores, con Apolonia Cárdenas de Patiño, de la creación del Colegio Nacional Mixto San Cristóbal.
Conversador, jaranero y enamorador. Relata con detalles y gestos expresivos aquella vez cuando en nombre de los maestros, con actitud libre y reflexiva pronunció un ágil y positivo discurso en Palacio de Gobierno ante el Presidente Fernando Belaúnde Terry. En muchas serenatas al pie de románticos balcones su voz era parte del coro. Católico y devoto ferviente. Promotor del homenaje a San Martín de Porras, patrono de la Escuela; veneración acompañada de arpa, violín y saxos; orquesta de los hermanos Moreno.
Articuló la vida académica con la cultural. Se preocupó por conservar, rescatar y valorar el patrimonio como parte de su política educativa. Intentó construir un pequeño museo con los restos arqueológicos de Huaccharayac.
Compartió quehaceres educativos con labores agrícolas en su pequeño fundo Huachacmarán; sábados, domingos y feriados estaba cuidando sus ganados, cultivando sembríos o recogiendo la cosecha. Las noches de vacaciones entretenía a sus menores hijos y sobrinos con huaynos y yaravíes que acompañaba con el sonido del violín o la guitarra.
Activo sindicalista. Demócrata en ejercicio, representó en la provincia a su partido Acción Popular. Comprometido con la vida y responsabilidades de la Comunidad Campesina de Huachos. Apoyó el deporte; socio activo y apasionado del Club Social Atlético.
Gustavo Mendoza es un verdadero maestro, comprendió que su labor nunca termina. Lo encontramos en su hogar, en Chincha, enfrentando dolencias y males. Atento y hospitalario. Su voz es aliento cuando nos sentimos titubeantes o fatigados, es el que nos estimula con su alabanza parca, es el que nos marca el error sin intención de humillar.
Los buenos maestros viven en el recuerdo permanente de sus alumnos, muestra de ello es que la actual promoción de Educación Primaria, lleva el nombre del destacado pedagogo Gustavo Mendoza; estos niños no fueron alumnos directos del homenajeado, pero tienen muy buenas referencias de sus padres y abuelos. Este ejemplo debe de servir para que las autoridades locales organicen un justo y reconocido homenaje a todos los maestros que brindaron sus servicios en Huachos: Hipólita Cárdenas, Santos Flores, Conrado Soldevilla,Vidal Suárez, Marina Cárdenas, Irma Soldevilla, Ángel Aquije, Juan Pardo, Jovita del Río, Dario Patiño, Francisco Díaz, Norman Trinidad, Pompeyo Patiño, entre otros. Ellos no se merecen olvidos ni ingratitudes.
Para resaltar a maestros como Gustavo Mendoza, que supieron dedicar su tiempo, compartir conocimientos y se interesaron en el porvenir de sus discípulos, tomamos las letras de uno de los poemas de la religiosa María Teresa de Calcuta:
Maestro
“Enseñarás a volar,
pero no volarán tu vuelo.
Ensenarás a soñar,
pero no sonarán tu sueño.
Ensenarás a vivir,
pero no vivirán tu vida.
Sin embargo…
en cada vuelo,
en cada vida,
en cada sueño,
perdurará siempre la huella
del camino enseñado”.