Fotomontaje del eterno y riquisimo dirigente comunal Raúl Vilcamiza Guerra.

	Por: Eucadio Gutiérrez Solano

Santo Dios, decía un periodista ante un hecho condenable. Lo que sucede en el distrito de Chavín es repugnarle, asqueroso y cloacal -“Santo Dios”- donde corre “la plata como cancha”, que es forma y modelo de vida de un porcentaje considerable de malos comuneros. Se trata del retorno de Judas Iscariote, que vendió a Cristo por 30 monedas.

Existen suficientes razones y públicas denuncias del fenómeno de la corrupción producto del silencio y la complicidad, de la venta de conciencias, que sucede en el distrito andino de Chincha. Los hechos delictivos se ven y la corrupción sucede a plena luz del día. Enfrentamientos de hermanos contra hermanos son el pan de cada día. No hay nada que esconder. El paro del 8 de diciembre clarificó más la existencia de una supuesta “organización criminal”, que gansterilmente maneja a un sector de comuneros “bambas”.  La riqueza millonaria de los malos hijos chavineros se nota claramente. Ayer andaban con chaplas y en burros. Hoy usan ropas de marca y andan en camionetas de 4X4, con luna polarizada. Nacieron con suerte. Tienen propiedades por allá propiedades acá. En tanto, la mayoría del pueblo vive en la miseria y pasan hambre. Dos polos antagónicos abismales. Los que están con el pueblo y al otro lado los que defienden a la mina.

Mientras en diciembre un grupo de comuneros hicieron un paro durante 8 días. En tanto, otro grupo contrario se reunían a diario para coordinar y hacer frente a los que tomaron la carretera en la zona de GRAÑA, cerca al centro minero de Cerro Lindo. Según se dijo, este grupo contaba con poder económico –para cantar y tapar la boca a quienes no están en su línea- consumando su acto de traición contra su pueblo y seguir los pasos de sus hermanos que estaban en el campo de batalla, peleando por el bienestar de su pueblo, y en defensa de su plataforma de lucha de 18 puntos de reclamos. De modo, los que emprendieron la lucha: hombres y mujeres, no son delincuentes, sino comuneros vivitos y coleando.

Los días transcurrían después del 8 de diciembre. Hombres y mujeres estaban en GRAÑA, bloqueando la carretera, esperando el dialogo con la empresa. Lo inaudito y execrable, la actuación de los comuneros luchadores, mereció el ataque cavernario de muchas fuentes, y lo peor de sus propios hermanos. Para el colmo de los colmos. El sector solidario con la empresa minera viajó a lima para despotricar y mentir al gobierno, con la cantaleta de los que estaban en paro, bloqueando la carretera, eran delincuentes y personajes que no son comuneros, vale decir foráneos. La comitiva estuvo dirigida por Raúl Vilcamiza Guerra, “presidente” –sin vigencia de poder- de la comunidad campesina de Chavín. En un santiamén el gobierno vía la Presidenta del Consejo de Ministras, envió un escuadrón de policías antimotines, armado hasta los dientes. ¡Oh qué sorpresa! 500 policías y la fiscalía, al llegar a la zona de paro, no encontraron a nadie. La vía supuestamente tomada estaba desbloqueada.

Lo increíble. Los policías para no caer en ridículo, no viendo ningún alma para despejar, optaron por violar un domicilio, donde -por miedo- el propietario se encerró en su choza.

De un patadón la débil puerta se abre. Allí encuentran al dueño de la parcela de Santa Mejorada y a 2 comuneros. Ellos, según dicen, fueron salvajemente maltratados, enmarrocados y lanzados como bultos a la tolva de la camioneta policial. Los policías sedientes de encontrar pruebas, retornaban a Chincha, con el pensamiento de haber sido engañados, y víctima de burla, al llegar al KM 51, repartición a la carretera de Chavín, encuentra que 2 camionetas bajaban de Chavín con pasajeros, hombres y mujeres. En dicho lugar, en la carretera, a unos 10 Km del campamento minero, en terreno comunal, capturan a 4 comuneros, que pasaban por la carretera, que en forma inhuman fueron intervenidos y lanzados como avezados delincuentes, similar a los 3 anteriores, a la camioneta. El reloj marcaba las 7 de la mañana cuando fueron detenidos. Venían más pasajeros de Chavín, los hombres lograron escapar por los cerros. En total fueron 7 detenidos. Con ellos, la fuerza de orden se lució, y dijo que había desbloqueado la carretera. Tremenda falsead. Para comprobar el lugar, este redactor, viajó al Km. 51, acompañado del profesor Mario Guerra Quispe, tratado como animal en territorio de la comunidad, lejos del centro minero. Se dice que la mentira tiene patas cortas. En pocas palabras, los chavineros se burlaron de los policías y del gobierno. Pues los comuneros a cero horas del 15 de diciembre levantaron el paro, encontrándose la carretera libre. El desbloqueo solo estaba en la cabeza de los policías intervinientes.

La mentira se descubre. 20 comuneros de Chavín han sido denunciados por NEXA, entre otros puntos por presunto delito “contra la tranquilidad pública en su modalidad de banda criminal”. Chavín es un distrito pequeño todos se conocen al revés y al derecho. Por consiguiente, los comuneros son conocidos, y dentro de esa agrupación no hay delincuentes de la naturaleza calificada. Denunciar por causa criminal a los comuneros es una falacia. Veremos qué sucede en el transcurso del proceso fiscal.

El corolario: Chavineros versus chavineros por la plata, qué vergüenza y lástima.  Los que apoyan a la mina, son los que viven de la mima, son chavineros convertidos en millonarios y cuentan con muchas propiedades. A nuestro juicio solamente un demente o un servil consuetudinario puede de noche limpiar la carretera tomada, mientras los demás luchan en defensa de sus derechos. ¿Qué conciencia moral tendrán estos chavineros que por una bolsa de víveres atacan a sus hermanos?

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