Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial |
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“Disolver, disolver temporalmente el congreso de la república……” dijo Alberto “Kenya” Fujimori y acto seguido rodeo el congreso con soldados y tanques de guerra. Ordenó prisión domiciliaria para el presidente del senado y de la cámara de diputados. Intervino y cerró el Tribunal Constitucional, Poder Judicial, Ministerio Publico, la Defensoría del Pueblo y en cada uno de ellos destituyo a sus máximos representantes. Intervino los medios de comunicación, radios, tv, periódicos y semanarios.
Ordenó la detención de periodistas y políticos contrarios al régimen, encarcelándolos en las mazmorras del SIN y en buques de la Armada. Ese fue un golpe de estado artero y procaz, perpetrado por el autócrata Fujimori.
5 de abril 1992.
“Disolver constitucionalmente el congreso de la república…” pronuncio el presidente Martín Vizcarra Cornejo y solicitó intrínsecamente la activación de la Comisión Permanente del Congreso, acto seguido convocó a elecciones parlamentarias, conforme lo establece nuestra constitución. Eso es todo lo que hizo este demócrata.
“La diferencia entre estos dos actos es abismal. El primero perpetrado por un sátrapa que más tarde se convertiría en el séptimo presidente más corrupto del mundo y buscaba perpetuarse como presidente, de la mano con otros dos mafiosos, el “rasputín” Vladimiro Montesinos y el “general victorioso” Nicolas Hermoza.”
Este trío que tanto daño hizo al Perú purga hoy condena, el primero en cárcel dorada y los otros en los lugares donde le corresponden, todos por corruptos, ladrones y genocidas. No solo este nefasto trío, también se procesaron y condenaron a generales y almirantes ladrones. Otros militares fugaron cobardemente, al igual que buen número de familiares y amigos de este dictadorzuelo, todos saqueadores de las arcas del estado.
El Apra, otro partido político mafioso, que, si bien nació con ideales altruistas, en el devenir de su vida política se transformó en un partido lumpen, con el suicida Alan García a la cabeza. Allí están, entro otros muchos, los robos en la reventa de los aviones mirage, tren eléctrico, canal 13, dólares MUC, Tralima de Sergio Siragusa, solo por citar los casos más escandalosos de su primer gobierno.
En el segundo gobierno no tuvo reparos en seguir robando, ahora a través de Odebrecht en obras millonarias, los faenones, la liberación de narcotraficantes y una larga lista de etcéteras. No solamente fueron los latrocinios, también las manos de este mentiroso consuetudinario se tiño de sangre. Allí está la matanza de Bagua, por no hablar de otros crímenes de lesa humanidad, cometidos contra los más humildes de nuestro Perú.
“Estos son los partidos que movían los hilos en el Congreso de la República, donde hacían y deshacían a su mejor parecer, no para bien del país, sino para proteger a sus corruptos. Por ello blindaron hasta las náuseas al clan de los cuellos blancos, a los impresentables del Consejo Nacional de la Magistratura, al archi corrupto fiscal Chavarry, entre otras lacras.”
Esos dos partidos de desagüe, tenían que contar con el aval de los congresistas, para aparentar legitimidad. A los parlamentarios débiles y con rabo de paja lo acogotaron e hicieron que los apoye en todos sus despropósitos, a cambio de impunidad en sus cuitas mafiosas. Encabezaba esta larga lista el “engalonado” y corrupto Edwin Donayre y terminaba con Wuilian Monterola Abregu, un mediocre y timorato congresista, acusado desde sus inicios por lavado de activos, pasando por Mamani entre otros esperpentos.
1 de octubre 2019.
El objetivo maquiavélico de este híbrido, el fuji-aprismo, fue y es paralizar toda investigación que venía y viene realizando los fiscales del caso Lava Jato, pues todo apunta a confirmar que toda la clase política, incluidos ellos mismos, están metidos en esta mega corrupción. Como no pudieron detener las investigaciones, trazaron otra estrategia, copar el Tribunal Constitucional, para desde allí paralizar y anular toda investigación y de paso lograr la liberación de la señora “K” y la de “Kenya” Fujimori.
Esos fueron los oscuros y pérfidos despropósitos de esta banda congresal. Al final de sus días se les había unido otras bancadas, cuyos congresistas estaban en la picota y al borde de sendas investigaciones y necesitaban impunidad. Otros, como lo diría la tránsfuga Esther Saavedra, estaban allí solo “para defender su plata”. Vergüenza ajena daba este congreso.
Todos estos congresistas que pretendieron atrincherarse en el congreso y defendieron a la mafia congresal y sus protervos designios, deben ser declarados personas no gratas en cada uno de sus departamentos, para de esta manera expiar nuestras culpas por elegir a canallas desembozados, arribistas prontuariados y advenedizos de todas las layas.
NB: Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor.
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