|
Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial
|
Nunca como ahora, en lo que va de nuestra vida republicana, estas elecciones marcará un antes y un después, en nuestra historia como patria, sociedad y Estado. Dos personajes se encuentran en la palestra electoral. Pedro Pablo Kuczynski Godard y Keiko Sofía Fujimori Higuchi.
El primero conocido simplemente como PPK, es un peruano de primera generación, cuya descendencia se pierde en lejanas familias europeas, de los países del este y países bajos. La segunda, conocida como KK, también sería una peruana de primera generación, habida cuenta que no se sabe a cierta ciencia donde ni cuando nació Alberto “Kenya” Fujimori, su padre. Algunos dicen que fue en plena travesía, en algún lugar del atlántico, cuando los padres de “Kenya” huían de Japón, después de los destrozos de la segunda guerra mundial.
PPK es un conocido e influyente “lobista” cosmopolita, universal, comprometido con los grandes monopolios y oligopolios internacionales. Su carrera política la inicio cuando de manera subrepticia y en su condición de Director del BCR indemnizó a la IPC con algo de ciento veinte millones de dólares, por la nacionalización de la Brea y Pariñas, que exploraba y explotaba los Rockefeller, con total abuso, frente a la decidía e inacción del entonces Presidente Fernando Belaunde Terry, motivo por la cual se levantó el General Juan Velasco Alvarado y término con este ignominia, reivindicando nuestro nombre como patria. La historia posterior de PPK es bastante conocida.
KK es hija del séptimo gobernante más corrupto de la historia universal contemporánea, sentenciado por crímenes de lesa humanidad y por haber robado algo de US$ 600 millones de dólares del erario nacional. En esa época nefasta, la ahora candidata fungía de primera dama, desplazando a su madre, que había denunciado robos al interior de palacio. No era pues una inocente niñita, de primera comunión, como pretende presentarse ahora. Tenía suficiente uso de razón y vivía en el SIN de Montesinos, lugar donde se fraguaba todos los robos, crímenes y demás felonías contra el Estado Peruano. No solo eso, disfrutaba del dinero mal habido, al igual que todos sus hermanos, incluyendo al zoofilico de Kenyi. Este sucinto perfil de KK nos permite deducir que esta candidata está bastante comprometida con la corrupción, proveniente de todos los estratos, incluyendo el narcotráfico.
No solo eso. “Kenya” Fujimori cumple condena por crímenes de lesa humanidad, al haber aprobado y ordenado ejecutar crímenes de peruanos inocentes a través de sicarios pertenecientes al EP, como el grupo colina, que se formó bajo su auspicio.
No solamente eso. La alta traición a la patria está presente en “Kenya” Fujimori. Esta cobardía es solo comparable a la cobardía y traición del entonces presidente constitucional del Perú, el General EP Mariano I. Prado, quien fugo del Perú en plena guerra con Chile.
Este cobarde y ladrón abandono la nación robando ingente cantidad de dinero, oro y joyas, con el pretexto de comprar armamento para la guerra. Si no renuncio por fax es porque no existía esa tecnología, pero desde EEUU se declaró perseguido político. Y estuvo allí todo el tiempo, esperando que termine la guerra y tuvo la desfachatez de regresar al Perú, trayendo consigo todo el dinero mal habido y formo el imperio Prado, monstro financiero que fue descabezado cien años después por el General Juan Velasco Alvarado. Lo mínimo que le esperaba a Mariano I. Prado era el fusilamiento por alta traición, pero no, fue “amnistiado” por los corruptos grupos de poder de ese entonces.
Los hijos de este ladrón y traidor ocuparon altos cargos políticos, al extremo de ser los artífices del derrocamiento del entonces presidente constitucional don Guillermo Billinghurst Angulo. No solo eso, Manuel Prado Ugarteche, otro de sus hijos, fue elegido dos veces presidente constitucional del Perú. Javier Prado, el de la avenida, es también hijo de este sátrapa.
La historia se puede volver a repetir, para vergüenza de nuestro Perú. O somos un país con memoria y decencia o somos un país desmemoriado y carente de valor, donde se reivindique el crimen, la traición y el latrocinio.
Esta segunda vuelta iremos nuevamente a las urnas. No iré con la nariz tapada. Iré con la frente en alta, a la medida de nuestro deber cívico y nuestro compromiso con la historia de nuestra patria.
No seamos un país bananero, rescatemos los legados de nuestros héroes, Grau, Bolognesi, Cáceres y otros que se inmolaron por un Perú digno y decente.
Votare por PPK, por convicción democrática y por dignidad histórica, que no significa estar de acuerdo, de ninguna manera, con su política económica que implementará. Es un voto consiente, muy lejos de acomodos y transfuguismos.
NB: Los artículos publicados en la Sección Opinión Libre son de entera responsabilidad de sus autores. El contenido no refleja necesariamente la opinión de Huachos.com