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Don Teodomiro, el venerable de San Juan de Yánac, murió hace poco a los 102 años

Remembranzas de la sencilla vida y hechos de Teodomiro Fernández Ramos (Q.E.P.D.) Hay mucho que contar pero las matemáticas, eran de su agrado.

Cuando Teodomiro más envejecía los jóvenes bailarines de la danza de las pallas y pastores lo buscaban para entablar conversación con él, ya que era un hombre que tenía escuela de la vida.
Cuando Teodomiro más envejecía los jóvenes bailarines de la danza de las pallas y pastores lo buscaban para entablar conversación con él, ya que era un hombre que tenía escuela de la vida.

Por: David Vilcapuma Gutiérrez

Licenciado en Educación
 


Teodomiro Fernández Ramos, nació el 2 de Octubre de 1915, en el fundo de Llamapata, distrito de San Juan de Yánac. Sus padres fueron: don Blas Fernández Ramos y doña Delfina Ramos, ambos de San Juan de Yánac.

Creció en el seno de una humilde familia, con escasos recursos y pobre educación. Fue un personaje valioso en la historia de San Juan de Yánac, hombre sencillo, alegre, con quien todos los pobladores yaninos, se identificaron y le tuvieron mucha simpatía.

Cuentan que desde muy niño se trasladó, a la ciudad de Chincha, allí trabajó desde muy joven, en la fábrica de harina de pescado, en el distrito de Tambo de Mora (Chincha), hasta los 42 años de edad.

Dicen que a los 12 años asistió al colegio por vez primera, logrando estudiar hasta el segundo año de primaria. A pesar, de que solo tenía segundo año de primaria, contaba con mucha sabiduría. Las matemáticas, eran de su agrado.

Hombre honrado y con gran capacidad para el trabajo. Era un aguerrido en defender los derechos de los pobladores de su comunidad.

Cuando Teodomiro más envejecía los jóvenes bailarines de la danza de las pallas y pastores lo buscaban para entablar conversación con él, ya que era un hombre que tenía escuela de la vida.

Nunca se apartó de su pueblo. Hacia sus labores de trabajo y luego se dirigía a su pueblo en forma constante. Dejó de trabajar en la fábrica de harina de pescado y regresa en forma definitiva a su pueblo. Donde se casa con doña: Rosa Huayta Cahuana, con quien tuvo 8 hijos y fueron los siguientes:

Pompeyo, Conde (+), Clelia, Melchora, Omar, Rosa, Francisca y Blas Fernández Huayta. Teodomiro, se dedicó totalmente a la agricultura y la ganadería, para sacar adelante a su familia e hijos.

Fue un impulsor decidido y constante, del lento desarrollo que tuvo, en ese entonces su distrito. Participó también activamente, en la construcción de la carretera a Yánac.

Intervino además, en el proyecto del termo eléctrico y telegrafía del distrito. Ocupando responsablemente como encargado del cuidado y control de estos servicios a la comunidad, que hoy en día beneficia a la población de Yánac. Teodomiro convenció a hombres, mujeres y niños para que ayudaran a realizar estos trabajos.

A sus 102 años, dejó de existir, dejando huellas y buenos recuerdos, como ejemplo para las nuevas generaciones. El héroe de llamapata, cariñosamente llamado huaccha mono, partió triunfante, por todos sus logros y buenas acciones, en favor de su pueblo.

Este bello recuerdo se lo dedicamos, a este gran hombre, que tuvo defectos también, pero sus obras, por el bien de la comunidad fueron lo más importante.

Que en paz descanse maestro y que Dios te guarde en su gloria.

Como ya es una costumbre, en cada crónica del  pueblo, presento una nueva cosecha, que viene desde nuestros antepasados, hasta la actualidad y que por primera vez es creada  y difundida:



"Llamapata"


Cuenta un poblador, de dicho lugar, que hace mucho tiempo, los pobladores de esta zona, hacían sus casas en las alturas de los cerros. Ubicada entre las lomas y los bordes de los ríos. Este era un lugar árido y rocoso, donde había una ruma de grandes piedras.

En una de estas se observaba, la imagen de una llama, dibujada en el lado plano, de la piedra. Sus líneas eran claras, como si estuvieran repujados en alto relieve.

Los pobladores contaban que la gente que caminaba por estos lugares, eran atacados por el mal aire. Este lugar está rodeado de diferentes plantas, entre ellas: eucaliptos, distintos flores y hortalizas, estas crecían aun cuando no era su tiempo, todos se reproducían en abundancia.

También se dice, que estos lugares eran consagrados por nuestros antepasados, quienes al enterarse que se presentaría, hambruna, habían huido en busca de lugares alejados y seguros, donde poder sobrevivir, ante esta situación, uno de los lugares, donde se quedaron fue Llamapata, tierra que tenía su propio encanto.

Razón por la cual, solo se podía vivir, mediante la siembra y la crianza de pocas cabezas de ganado.

Cuentan también, que uno de los antepasados, decidió dejar como recuerdo eterno, el dibujo que hizo de la llama sobre una piedra.

Hoy en día el lugar existe, con el nombre del fundo de Lamapata.

Chincha, Diciembre del 2016.

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