Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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Hace veinte años, en todo el mundo desde el 10 de noviembre de 2002, se celebra el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, instituido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2001, que sirve como introducción a la Semana Internacional de la Ciencia y la Paz, celebrada desde 1986, cuando se observó el Año Internacional de la Paz, en la ciudad de México, oportunidad en la cual el presidente de la UIP (Unión Interparlamentaria), dijo que había visitado algunos países “para preguntar si los parlamentarios de allí podrían llegar a ser parlamentarios de paz”. En conclusión, él dijo: “Me di cuenta de lo difícil que es esto; de hecho, en algunos casos es imposible”.
Faltan 77 años para que se cumpla lo propuesto a finales del siglo XX, en el sentido “que en el siglo XXI la ciencia, debe convertirse en un bien compartido solidariamente en beneficio de todos los pueblos, y que los ciudadanos estén informados sobre los avances en la ciencia”, presente en la mayoría de nuestra vida.
El antecedente inmediato del Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, se remonta a finales del siglo pasado, en 1999, cuando se celebró en Budapest (Hungría), La Conferencia Mundial sobre la Ciencia, en la que se subrayó que en el mundo no se puede “limitar la libre circulación de los científicos”, permitir, sí, “la libre circulación de los conocimientos”, y “garantizar la libre circulación de la información”.
La Paz, el Desarrollo y la Ciencia, (Las ciencias básicas: las ciencias naturales, las ciencias físicas, biológicas y de la tierra, las ciencias biomédicas y de la ingeniería y las ciencias sociales y humanas), andan de la mano, aproximándose a la sociedad, promoviendo “unas nuevas relaciones entre la ciencia y la sociedad para resolver apremiantes problemas mundiales como la pobreza” (Declaración de Budapest, DECLARACION SOBRE LA CIENCIA Y EL USO DEL SABER CIENTIFICO Unesco – ICSU- el Consejo Internacional para la Ciencia)
La primera herramienta utilizada por el hombre fue la piedra, hace unos tres millones de años, llegando poco a poco a deshacerse de trabajos penosos, dejados atrás, por la ciencia, encarnada en la tecnología. De moler a piedra se pasó al molino, de andar a caballo, el hombre se acomodó al coche, de cocinar con leña, ahora lo hace con energías limpias.
Por la ciencia se ha perfeccionado la calidad de vida, se han descubierto tratamientos para muchas enfermedades, que salvan vidas a cada instante; también inventado armas de destrucción masiva. La producción agrícola se ha incrementado enormemente en muchos lugares del mundo para atender las crecientes necesidades de la población. (Declaración de Budapest); pero el hambre sigue ahí, especialmente en países pobres.
En dicha Declaración se aboga por “enfocar la ciencia para atender las necesidades humanas, el medio ambiente, el desarrollo sostenible, la enseñanza científica y colocarla al servicio de la paz y la solución de conflictos”.
El sustantivo ciencia, se ha utilizado como tema para el Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, resumiendo el objetivo de este Día:
La ciencia para y con la sociedad para hacer frente a la pandemia global (2020), Ciencia abierta, no dejar a nadie atrás (2019), La ciencia, un derecho humano (2018), Una ciencia para el entendimiento mundial (2017), La ciencia al servicio de un futuro sostenible (2015), Ciencia para la cooperación agua (2013), Ciencia para la sostenibilidad global (2012), La ciencia como factor de acercamiento de los pueblos y las culturas (2012).
La ONU se refiere a la “ciencia abierta”, como una apertura por parte de la comunidad investigadora, que ve truncado su trabajo por la falta de presupuesto para este ítem en la mayoría de naciones. La OEI, en 2016, por primera vez desde el año 2000, concluyó que los recursos destinados a I+D (Investigación+ Desarrollo) han decrecido en Latinoamérica, tanto en lo que se refiere a inversión pública como privada.
@luforero4 |
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