Alfredo Castillón Ch., doctor en derecho penal, foto reciente en una asamblea de chavineros en Cañete.

 

 

 

 

Todo estaba preparado matemáticamente para la consumación del mal y el imperio de la injusticia. La alianza contra natura entre Milpo y las malas autoridades, se anunciaban como canticos fúnebres, parecido al tiempo en que el otrora rezador Mauro Arias Sillero hacía derramar lágrimas, condenando a los demonios que se habían apoderado del alma mortal.

El deleznable acto producido el domingo 16 de agosto del 2015,  contra el pueblo de Chavín, no ha sido una cuestión improvisada; sino que fue preparada y ensayada con muchos años de anticipación. La historia es larga. Se experimentaron diversos métodos.

Cuando se quiere destruir la unidad del pueblo se apela a los actos más bastardos, vulnerando todos los derechos, donde el soborno y la compra de conciencias es una metodología canallesca puesta en práctica para someter al pueblo al mando de felipillos y traidores.  

Según el análisis de los videos, fotografías y versión de los pobladores y periodistas honestos, increíblemente un grupo minúsculo, de unas 60 personas, enmallados con alambres de fierro y emparedados pétreamente por la policía, y respaldo de la gobernadora Silvania Quispe Arias, consumaban los acuerdos del oprobio y de la vergüenza, vale decir la traición; mientras que afuera del gallinero, una multitud, tal vez quinientos, tal vez mil comunero con sombreros de paja y macora, pugnaban para ingresar y hacer valer sus derechos. Momentos dolorosos y tensos. Muchos comuneros sin tomar desayuno, rumiando su pancito, que desde tempranas horas llegaban a Chavín, para participar en la asamblea, como siempre lo han hecho, fueron impedidos de ingresar y separados perversamente, con cuentos de hadas,  manejas según las protestas por Milpo. 

Lo más condenable es que el Jefe del escuadrón de la PNP, servil no sé de quién, amenazaba con meterlos a la cárcel los comuneros que protestaban. Las imágenes son claras e inocultables. Es decir los 60 acorralados tenían toda la protección policial; en tanto los comuneros, calculamos entre 500 a 1000, que defendían sus derechos eran mancillados y humillados, y discriminados.

Ante el falaz atentado contra los humildes comuneros de Chavín, como hijo del lugar, formado y disciplinado bajo el sol andino, demostrando su indignación, sale como el león en defensa de sus hermanos el penalista Alfredo Castillón Chuquispuma, para presentar una Acción de Amparo, contra el llamado “presidente” de la Comunidad Campesina de Chavín, Raúl Vilcamiza Guerra,  por violar los derechos de los comuneros. Según se dio a conocer públicamente, Vilcamiza estaría siendo asesorado por un pool de abogados financiados por Milpo. Además contaría con el respaldo del Presidente del Poder Judicial de Ica.

La lucha será, si esto es verdad, entre el pueblo y la plata; la corrupción y la dignidad. El doctor Alfredo Castillón Chuquispuma, y su pueblo tendrán, en todo caso, que enfrentarse a la mafia, que al estilo de Ancash se habría anidado en Chincha.