El silencio y la emoción invadieron hoy Estados Unidos desde la costa oeste a la este. Una sombra recorrió el país diagonalmente en 92 minutos. El primer eclipse solar total que cruza EE UU en 99 años fue un espectáculo de sensaciones mágicas que atrajo a millones de personas.
En Isle of Palms, una diminuta isla a las afueras de Charleston (Carolina del Sur), cientos de personas se congregaron en la playa para observar el acontecimiento astronómico. Durante 89 minutos el Sol fue lentamente desapareciendo mientras el entorno a su alrededor, personas y animales, parecía acompasarse a su ritmo. A las 14:46 hora local, durante dos minutos y un segundo, se hizo de noche: la luna se situó por delante del Sol y este se dejó de ver. Tras esa oscuridad, el Sol reapareció gradualmente mientras el eclipse se despedía de EE UU y se adentraba en el océano Atlántico.
Steve Spronk, de 39 años, llevaba desde 1994 esperando este momento. “Finalmente”, exclamaba en la playa, junto a su mujer y sus cuatro hijos de corta edad con los que viajó 10 horas en coche desde Filadelfia para observar el acontecimiento. Hace 23 años, Spronk vio desde el Estado de Illinois un eclipse solar parcial. La experiencia le convirtió en un apasionado de la astronomía y desde entonces asegura que sabía que un eclipse solar total recorrería EE UU el 21 de agosto de 2017.
El día llegó. Y el hombre hablaba entusiasmado pero nervioso poco antes de la irrupción de la oscuridad. Las nubes en el cielo y la amenaza de lluvias le tenían a él y a muchos con la ansiedad a flor de piel, pero por suerte el día se aclaró ligeramente en el momento adecuado para poder presenciar el espectáculo. Las estrellas brillaron al mediodía. Los pájaros se quedaron inmóviles. Y el mundo pareció pararse: de repente todo parecía quedar relativizado.
“Te hace darte cuenta de la pequeña magnitud de tus problemas. Te da una sensación de perspectiva”, decía Spronk. Muy religioso, también sacaba lecturas místicas del fenómeno astronómico: “Es una forma de honrar a dios. Miras al cielo y sientes que el creador está detrás. Es una experiencia inspiradora”.
« Observando el eclipse era imposible no tener una sensación de pequeñez del ser humano y su ausencia de control respecto a la inmensidad del resto del universo. La luna es 400 veces más pequeña que el Sol y poder observar el momento preciso en que se sitúa por delante y lo bloquea es un hito. »
Los eclipses solares totales no son insólitos: ocurren en alguna zona del planeta cada 18 meses, pero lo difícil es que se puedan ver desde puntos habitados, más aún que crucen un país enorme, como EE UU, con más de 300 millones de habitantes. Tras el de hoy, el siguiente eclipse total visible desde la tierra tendrá lugar en enero de 2019, con Argentina y Chile como mejores países para contemplarlo. Y el próximo eclipse en Norte América ocurrirá en abril de 2024.
Fuente: El Pais