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Ante una creciente ola de autoritarismo global, resulta relevante reflexionar sobre nuestra realidad peruana, este 15 de setiembre, Día Internacional de la Democracia. Los principios de participación, equidad, diálogo, libertad y respeto hacia los demás, debe trabajarse en las aulas si aspiramos una sociedad con buenas prácticas democráticas.
La educación es el terreno fértil en el que podemos empoderar de democracia a las próximas generaciones. No obstante, pareciera que esta no es una agenda del sistema educativo, pues en nuestra realidad si alguien piensa diferente se considera enemigo. Esta intolerancia ha producido una crisis social. Han vacado a 4 presidentes en seis años. Alrededor de 50 % de los actuales legisladores, están siendo investigados por la Fiscalía.
Se ha erosionado tanto la democracia que el prestigioso semanario The Economist, ha señalado que el Perú vive un sistema híbrido, lo cual significa que estamos viviendo una solapada dictadura de los políticos que están llevándonos a la bancarrota, al igual que algunos países de nuestra región.
António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, dice “En el Día Internacional de la Democracia, celebramos la promesa que esta representa para las sociedades”, en tal sentido, vigoricemos la participación activa de los estudiantes en la toma de decisiones escolares. La ejecución de esta tarea puede realizarse mediante la creación de consejos estudiantiles, asambleas democráticas y debates abiertos sobre la problemática social, con el propósito de que, posteriormente, ellos se conviertan en ciudadanos democráticos.
En el marco de su formación transversal, los estudiantes deben adquirir conocimientos acerca de la estructura del gobierno, los derechos, los deberes, la responsabilidad de los ciudadanos y el valor de la democracia, como una herramienta que les permitirá alcanzar una convivencia democrática, inclusiva con cultura de paz que impulsan Los Objetivos de Desarrollo Sostenido al 2030 y la Unesco.
Debido a que los debates respetuosos sobre temas controvertidos contribuyen a desarrollar habilidades de pensamiento crítico y empatía social, es fundamental establecer un entorno en el que se valore el diálogo constructivo y el respeto por las diferentes opiniones.
La instauración de un entorno inclusivo en el que se fomente la equidad y se combata la discriminación representa un avance significativo hacia una sociedad democrática. Los jóvenes deben adquirir la habilidad de valorar las diversas perspectivas, respetar el multiculturalismo y cultivar la capacidad de valorar al otro como a sí mismo.
La democracia es nuestro principal tesoro social. El empoderamiento de una sociedad democrática se inicia en las aulas. Al promover la participación activa, la educación cívica y el diálogo tolerante, estamos educando individuos respetuosos y dialogantes que contribuirán a construir un futuro sostenido y equitativo.
@davidauris |
© David Auris Villegas. Escritor, columnista, pedagogo peruano y creador del ABDIV
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