El Chihuaco

No podemos decir que no se ha hecho nada por evitar que se extinga la fruta milagrosa del ayrampo. Hubo proyectos y miles de soles de por medio para su preservación, pero no puede ser cultivado, debido a una peculiaridad en su germinación.

Uno de los conocedores, el ingeniero forestal y promotor del “ayrampo” huancavelicano, Emilio Ramírez Rozas, señala que en el proceso de germinación y diseminación intervienen aves, como el “chihuaco” que las comen y fermentan mediante sus jugos gástricos las semillas, creando el proceso principal para el crecimiento de la planta.

“La pepa del “ayrampo” empieza a tomar cierto cuerpo y voluminosidad para su germinación con los jugos gástricos de esta ave. Se escarifica en forma natural en el organismo del animal e inmediatamente germina. En algunos lugares este proceso de fermentación lo hacen los perros”, indicó.

En su opinión, es difícil replicar esa “fermentación” de forma química o agrícola por lo que todos los proyectos han fracasado. Recordó los trabajos de Callqui, Antacocha y Ccarhua, realizado por gestiones anteriores del gobierno regional que no dieron resultados.

“Puede sonar fantasioso, pero no se ha logrado cultivarlo. Personalmente he probado con diferentes sustratos, en pisos altitudinales, en líquidos, en excrementos y hasta con orina del ganado. Prácticamente se ha probado de todo, pero veo que el “ayrampo” no quiere la intervención del hombre”, señaló.

Se las suele confundir con el “ayrampo” que produce en el Cusco. El “ayrampo” cusqueño es una cactácea del género opuntia muy similar a la tuna. El “ayrampo” huancavelicano es un arbusto espinoso de frutos negros y de sabor agridulce. Crece alrededor de los 3 mil y 3 mil 800 m.s.n.m.

Ramírez, sostiene que es endémico en esta zona, aunque también se produce en la frontera con la región Junín donde llegó a extinguirse. Inclusive compusieron canciones en honor a esta milagrosa planta como la de “Flor Pucarina”.

“Desapareció en Junín, no esperemos que pase lo mismo acá”, concluyó.

Se extingue. Propuso que se debe proteger las plántulas que crecen de manera silvestres, mediante cercos, pues los animales y el ganado suelen comerlas.

Fuente: Correo