En OPINIÓN LIBRE |

El caso del shock cultural en San Juan de Yánac

Su riqueza milenaria, así como su historia, su cultura, su arte, sus costumbres y música se van quedando al olvido a través del tiempo.

 

David Vilcapuma Gutiérrez - Licenciado en Educación  

 


Abandonar nuestro pueblo, en busca de mejor forma de vida, fue aterradora y dolorosa, porque muchas veces lo hicieron huyendo de la pobreza y violencia, que azotaban fuertemente en aquel entonces, hoy sigue siendo azotada por la pobreza, pero también por la frialdad e indiferencia de sus pobladores de todo las generaciones.

Al dejar nuestro pueblo de origen, muchos nos hemos olvidado de nuestras raíces y costumbres. También se ven destruidas algunas viviendas, donde hemos nacido, crecido y vivido la mejor etapa de nuestra niñez, claro está a nuestro modo.

Otras personas se quedaron allá de por vida, con su manera de vivir. Ellos, de lo poco o nada que tienen, son felices y a su manera.

Todos estos acontecimientos, son realidades vividas, con huellas de dolor muy intensos en cada persona, que las llevaran consigo por toda la vida.

Este hecho, no debe ser un motivo para separarnos y olvidarnos, por completo de nuestro pueblo, tampoco para vivir culpando a sus autoridades.

Debemos buscar la mejoría del pueblo, dando lo mejor de nosotros, llevando buenas enseñanzas y modos de vida. Si no somos capaces de hacer está trascendente tarea por el bien de sus pobladores y el desarrollo del distrito San Juan de Yánac.

Quedará en nuestra conciencia el no haber hecho un esfuerzo para cumplir esta misión solidaria. No te has dado cuenta que el día que estás de mejor ánimo las cosas funcionan mejor, entonces sí se entonces sí se puede cambiar.

 
« Su riqueza milenaria, así como su historia, su cultura, su arte, sus costumbres y música se van quedando al olvido a través del tiempo. »


Debemos revivir y poner en manifiesto esta riqueza milenaria, porque es parte de la historia de los pobladores del distrito de San Juan de Yánac, tierra de los antepasados, que dejaron huellas, en sus tiempos como son:

Don. Abelardo Vilcapoma, (1815 - 1880), Bruno Vilcapuma, hijos Tito Vilcapuma Luyo, Francisco Vilcapuma Luyo, Dionisio Vilcapuma Luyo, primos Luis Vilcapuma Pérez, Mariano Vilcapuma Pérez, también están las hermanas Saravia Sánchez, como olvidar a los grandes hombres como : César Moisés Contreras Huamán, Máximo Bruno Contreras Chávez, Carlos Antonio Contreras, clemente Contreras, Zenón Contreras, Heriberto Malpica Ramos, Ignacio García Huari, Máximo Huamán Canchari, Nicolás Canchari Castillón, Alejandro Canchari, Gerardo Vilcapuma Saravia, Benito Ramos Malpica, Moisés Ramos Taboada, Artemio Gonzales Yalle, Fernando Quispe, Santos Quispe Vilcapuma, Faustino Vilcapuma Saravia, Antonio Vilcapuma Quispe, Gerardo Felipe Vilcapuma Saravia, Valerio Reynoso Saravia, Néstor Vilcapuma Quispe.

 Así como también los Ex alcaldes como Don: Abelino Ramos Huamán (1969 – 1972), Carlos Contreras Chávez (1973 – 1980), Artemio Vilcapuma Saravia  (1980 – 1983),  Félix Malpica Cahuana (1983 – 1986),  Ciro Malpica Vilcapuma (1986 – 1989), Juan Carlos Flores Lévano (1989 – 1992), Raúl Yactayo Flores (1993 – 1995),  Baldomero Fernández Ramos (1996 – 2000), Grover Galindo Cahuana (2001 – 2009), Ismael Ramos Saravia (2009 – 2010), Edgar Gribol Rodríguez Vilcapuma (2011- 2015), Daniel Fernández Galindo (2014, todo estos nombres se confunden y conforman una sola memoria y una sola voz entre muchos otros, como tantos hombres honestos y bondadosos, hombres que forjaron  e hicieron la historia de nuestro querido pueblo.

Una población sin corazón es como mutilada, vacía, fría y sin alma, sin cultura, ignorante, no debería seguir siendo así.

Mientras el todo poderoso me mantenga con respiro, estaré al frente para hacer conocer y difundir con mayor intensidad esta bella riqueza cultural, a través de la literatura (Educación), que modestamente puedo hacer.

Un agradecimiento muy especial a cada una de las personas que compartieron conmigo sus historias, sus tristezas, sus temores, sus dudas, sus sueños y que al final de cada entrevista me daban las gracias, siendo yo el más agradecido con una sincera sonrisa.

Mi voz retumba al trueno, sin perder sus raíces, como su canto, surgido desde lo más profundo de mi corazón, donde las pequeñas situaciones inspiran con voz profunda y grave.
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