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Por: David Auris Villegas - Escritor/Pedagogo
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Ayer al atardecer fui invitado con timidez por una pareja de científicos a compartir café árabe, intrigado, sospechaba que platicarían sobre agujeros negros, nanotecnología o genoma humano, sin embargo, ¡Oh sorpresa!, discutieron con pasión acerca del agrio carácter del viejo Einstein, comparando amoríos de Vargas Llosa, analizaron científicamente intrigas del tío Trump y sus devaneos con el poder, sus viajes por el mar Báltico, concluyeron halagando caderas de Marilyn Monroe.
A la medianoche, aliviado, ya en la calle, veo dos tipos de a pie alagándose a sí mismos, despotricando contra sus vecinos, criticaron con pasión a la colega que trae novio nuevo y con regocijo reprochaban defectos de los demás; turbado ante inevitables escenarios, me vinieron a la mente estas interrogantes ¿Qué motiva a los seres humanos centrar sus charlas acerca de los demás?
¿Acaso es una necesidad vital para mantenernos en sociedad? ¿Acaso el chismorreo es el núcleo de nuestra relación interhumana? ¿Qué será de los humanos cuando dejemos el chismorreo? ¿Habrá otras opciones de sobrevivencia social?