El austero hombre de izquierda se encuentra en el fogón de la justicia uruguaya.
MONTEVIDEO - Austero como pocos mandatarios, irreverente y sincero al hablar en público, el ex presidente uruguayo José Mujica (2010-2015) dejó el Gobierno hace un año y medio con un alto índice de popularidad (51%) y una gestión sin sobresaltos. Ahora,
esa imagen de honradez política ha sido puesta en entredicho por el Congreso de su país, decidido a investigar al ex guerrillero tupamaro por presunta corrupción en un caso relacionado con una adjudicación para la instalación de una planta de gas.
Tal vez lo más sangrante para el hoy senador Mujica no sea la apertura de esa investigación parlamentaria sino el modo en que salió adelante la iniciativa, por un solo voto (50-49) después de que un diputado del oficialista Frente Amplio, Gonzalo Mujica (sin parentesco con el ex presidente), inclinara la balanza a favor de investigar la denuncia de la oposición.
En concreto, el Congreso uruguayo, dominado por el Frente Amplio (la coalición gubernamental a la que pertenece el octogenario José Mujica),
votó ayer a favor de crear una comisión de investigación sobre la adjudicación realizada en mayo de 2013 por la empresa paraestatal Gas Sayago para la instalación de una planta regasificadora por parte de un consorcio internacional (GNLS), que a su vez subcontrató a una compañía brasileña (OAS) implicada en escándalos de corrupción en su país.
" La adjudicación se inscribe en el contexto de las relaciones que tenían los gobiernos de Uruguay y Brasil. No se puede afirmar que el ex presidente Lula (da Silva) haya hecho una intermediación directa con el presidente Mujica (a favor de OAS), pero hay versiones insistentes en ese sentido "
Según Pablo Abdala, diputado de la opositora Alianza Nacional e impulsor de la denuncia,
la adjudicación se inscribe en el contexto de las relaciones que tenían los gobiernos de Uruguay y Brasil. "Yo no puedo afirmar que el ex presidente (Luiz Inácio) Lula (da Silva) haya hecho una intermediación directa con el presidente Mujica (a favor de OAS), pero hay versiones insistentes en ese sentido, y no parecen descabelladas", declaró Abdala al periódico uruguayo 'El País'.
El presidente de OAS, José Pinheiro, fue condenado en 2015 a 16 años de prisión por corrupción y blanqueo de capitales por sobornar a ejecutivos de la compañía Petrobras con el objetivo de obtener adjudicaciones de obras. El escándalo de corrupción en Petrobras ha implicado a muchos dirigentes políticos y empresariales de Brasil y ha salpicado especialmente al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula.
Para Abdala, todo el proceso de adjudicación de la obra fue "amañado": "Hubo una notoria manipulación política del gobierno de turno (...) La oferta que ganó no era la más conveniente, ni técnica ni económicamente (...)
Hubo abuso de autoridad. Yo tengo la sospecha de que el Gobierno (de Mujica) desde el inicio tenía claro a quién le quería adjudicar la obra y finalmente lo hizo".
En la sesión parlamentaria celebrada todas las miradas se centraron en el diputado disidente del centroizquierdista Frente Amplio, que explicó así su voto junto a la oposición: "Tengo la convicción de la necesidad de investigar. Si no votara esta comisión investigadora escondiéndome detrás de la mayoría de un partido, no sería un hombre disciplinado, sino que me sentiría como un cobarde", explicó Gonzalo Mujica.
Para la diputada oficialista Lilián Galán,
la denuncia de la oposición es sólo un 'show mediático' destinado a otorgarle "un mínimo rédito político". Galán rechazó la denuncia del diputado opositor Abdala y dijo que era falso que el Estado hubiera perdido dinero con la adjudicación. Pero la oposición conservadora considera que las obras, paralizadas desde febrero de 2015, pueden generar pérdidas al Estado por unos 65 millones de dólares.
En el seno del Frente Amplio perduran además
fuertes diferencias entre el sector izquierdista que lidera José Mujica y los partidarios del actual presidente, el más moderado Tabaré Vázquez, crítico con algunas decisiones tomadas por su predecesor.
Fuente. El Mundo