Con la eliminación del delincuente narcoterrorista conocido como “Alejandro”, el gobierno del presidente Ollanta Humala se anota un importante logro en la lucha contra este cártel de la droga en que se ha convertido la banda de los hermanos Quispe Palomino, autores de la muerte de decenas de militares y policías, así como del asesinato y el secuestro de muchos peruanos inocentes que incluso hasta ahora viven sometidos a estos hampones.
La eliminación de este mando militar es producto de una estrategia puesta en marcha por este gobierno, que logro que las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional trabajen conjuntamente con el objetivo común de erradicar a los narcoterroristas, que no son un peligro para el Estado y el sistema democrático, pero si constituyen un foco de delito e ilegalidad en una parte del territorio nacional, lo cual no se puede permitir
Antes, en 2013, esa misma estrategia permitió la eliminación de los cabecillas narcoterroristas “Alipio” y “Gabriel”. Ya en febrero del 2012 las fuerzas del orden capturaron al sanguinario “Artemio”, al tiempo que los uniformados iban tomando la iniciativa de las acciones militares a fin de evitar las sangrientas emboscadas del pasado.
El próximo gobierno debe asumir el compromiso total de seguir golpeando el narcoterrorismo en la zona del Vraem, que es además el punto de origen de gran parte de la cocaína que buscan los carteles internacionales del narcotráfico.
Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori deben convertirse en el mandatario o mandataria que terminen en un 100 por ciento con la etapa de violencia y salvajismo iniciada en Chuschi el 17 de mayo de 1980.
Chuschi, Ayacucho 17 de mayo de 1980.
Fuente: Correo