Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Después de más de 40 años de investigación en la misma realidad, tal vez  superficial no especializado, sobre la arqueología e historia de Chincha podemos hablar algo sobre Chincha.

Los ovillos dispersos, aún no estudiados, se pueden hallar en las Crónicas, a pesar de que casi todos los Cronistas poco conocieron a Chincha. La verdadera historia de Chincha se encuentra en los restos arqueológicos.

De modo, nuestra fuente de información están en los yacimientos arqueológicos, tanto de la costa como de la sierra. Hasta ahora los arqueólogos e historiadores solamente se han limitado a difundir los trabajos realizados, hace muchos años, en el valle de Chincha. Los datos, quizás de mayor importancia se encuentran en la sierra. Para saber hay que integrar las 2 fuentes. Chinchaycámac (La Centinela) y los petroglifos de Huancor, mínimamente, son piezas claves para la concepción arqueológica de Chincha.

En la década de 1980 se publicó el libro “El gran imperio de los Chinchas”. Algunos historiadores, con poca sustancia gris, se aventuraron de acusarnos que nuestro trabajo no presentaba rigor científico, sin demostrar conocimiento científico, sino mediocridad intelectual, muy subjetiva. Pues una cosa es la realidad y otra es la teoría. Las envidia y la incompetencia siempre son obstáculos para todo tipo de investigación ya sea siguiendo el método empírico o teórico.

 “El gran imperio de los Chinchas”, es cuestionado por los “expertos” por atribuirle un apelativo muy sonoro y ambicioso a los Chinchas; ello por desconocimiento de la arqueología y la historia de Chincha, a nuestro juicio es poco, conforme sustentaremos en nuestras futuras publicaciones.

El saber no es patrimonio único de un mortal, sino es el terreno donde cualquier interesado puede hacer germinar sus conocimientos y poner al servicio del público. De manera, los aullidos lanzados por los eternos anticholos, creyendo ser los únicos poseedores de la verdad, tienen a la historia de Chincha en hibernación, congeladas. Quienes conocemos algo de la arqueología de Chincha y sabemos la historia de los invencibles Chinchas, creemos que es un acto de justicia denominar “Imperio”, a los Chinchas, forjadores de su propia historia; admirada en el mundo, pero minimizada y olvidada en el Perú, por culpa de los que viven al ritmo de la  historia clásica, conservadora, discriminativa y plagiaria.

No exageramos ni somos chauvinistas al resaltar a los antiguos pobladores de Chincha como “Imperio”. Ellos fueron “codueños” de Sudamérica durante la época incaica. Basta recordar que en la conquista del norte desde el reinado de Pachacútec  hasta la toma sangrienta de Cajamarca, estaba el emperador de Chincha: Hatunca Chumpiauca (Atúncar Chumbiauca), al lado de Atahualpa, el 16 de noviembre de 1532.  

Nuestros detractores ciegos por su pensamiento rutinario no destacan  las hazañas de los invencibles Chinchas, y repiten los datos incompletos consignados en los libros anacrónicos de historia, cual dogma bíblica.  

Los Chinchas nos legaron una historia nimbada de gloria, de hechos sobresalientes, inigualables en el mundo. Ningún pueblo del universo ha tenido dos emperadores como lo fue el Perú milenario: El emperador de Chincha y el emperador del Cuzco, comprobado por los españoles en la sangrienta y criminal toma de Cajamarca. ¿Quién puede negar esta realidad? ¿Los profesores? ¿Los seudohistoriadores?

Además los invencibles Chinchas fueron eximios comerciantes, excelentes navegantes, artesanos sobresalientes y agricultores que dominaron la ciencia de la hidráulica. Aún más, ¿acaso los “Chinchas” no fueron médicos que practicaron la trepanación craneana y la extracción dentaria? Es decir los cirujanos más famosos del mundo.

Las razones sobran para titular a nuestro trabajo de investigación como “El gran imperio de los Chinchas”. La denominación de que Chincha en la antigüedad fue imperio o nación, no tiene tanta importancia.

Para los que hemos nacido en esta bendita tierra nos llena de orgullo que los Chinchas fueron invencibles e hicieron su propia historia, legándonos un territorio  conseguido a base de luchas y derramamientos de sangre. Una historias incomparable con otros pueblos. Creemos que no hay ningún chinchano que no ame y sienta a su pueblo y piense de una forma diferente. Para nosotros Chincha fue más que un Imperio. Por eso abogamos a los nacidos en esta tierra, tengan conciencia de chinchanidad o espíritu chinchano.