Siguen pasando los días y las horas, y el Congreso no alcanza un consenso para sustituir la ley de promoción agraria.
Lamentamos sinceramente que miles de nuestros trabajadores estén a la expectativa de una ley que promete beneficiarlos y que nuestra clase política no sea capaz de ponerse de acuerdo.
Hace unas semanas, cuando el Congreso derogó la ley de promoción agraria y el Ejecutivo acompañó esa decisión, se le hizo una promesa a los trabajadores.
Se prometió que se aprobaría una nueva ley rápidamente, que mejoraría su situación y permitiría al sector agrario formal seguir creando puestos de trabajo.
Nada de eso ha ocurrido. Presenciamos hoy otro día más de debates en el cual nuestras autoridades no están preocupadas por el bienestar del trabajador agrario, ese trabajador que quiere ir a cumplir sus labores para darle lo mejor a su familia.
Lo único que parece interesarle a nuestras autoridades hoy es el voto, el aplauso fácil, sin reparar en el daño que van a causar a tantas familias de trabajadores y pequeños productores que dependen del agro.
No es tarde para pedirle al Congreso que comparta con nosotros esta reflexiones:
Podemos tener una ley agraria que no condene a los trabajadores del campo a quedarse sin trabajo o condenarlos a la informalidad.
Podemos salvar los 200 mil puestos de trabajo formales que hay están en riesgo y que ha costado tantos años de esfuerzo crear.
Podemos promover la actividad de cientos de miles de pequeños productores, sin obligarlos cargar con parte de los sobrecostos que se le están imponiendo a la agroindustria y menos que sus trabajadores migren a la ley MYPE, como proponen algunos, una ley que ofrece las peores condiciones a los trabajadores como menos vacaciones y menos CTS.
Podeos unirnos contra esos productores informales que abusan de los peruanos que buscan trabajo en el campo, esos productores donde no llega la Sunafil y a los que una mala ley agraria hará el favor de sus vidas.
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Los trabajadores del agro merecen una retribución digna y justa. Y para lograrlo, lo primero que necesitamos es poder crear trabajo.
Por eso, hemos hecho propuestas al Congreso, al Ejecutivo y a la opinión pública para fortalecer el sector y seguir creando miles de puestos de trabajo formales, dignos, con todos los derechos. Sin embargo, todas nuestras propuestas han sido ignoradas.
Lo que hemos visto en el Congreso, proyecto tras proyecto, es un sinfín de propuestas de bonos y aumentos que no guardan ninguna relación con las reales capacidades económicas del sector agrario moderno y formal.
Esto ocurre porque estos proyectos se están haciendo sin debate técnico, sin escuchar a todas las partes involucradas. Ha quedado claro en estas semanas que el agro es un sector complejo y sensible, pero las leyes se quieren hacer sin escuchar a los que dedicamos nuestra vida a esto, seamos trabajadores o productores.
Los últimos proyectos conocidos ayer y hoy proponen aumentos nunca antes vistos en ningún sector de la economía peruana. Aun así, los grupos intransigentes se cierran a un consenso y exigen cada vez más, amenazando con otra espiral de violencia y toma de vías.
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Tenemos que decirlo fuerte y claro:
Muchos productores de todo tamaño, muchos cultivos, no van a aguantar bonos de 200 soles ni de 279 soles mensuales
Lo repetiremos hasta el cansancio: con una sola ley, el Congreso amenaza con desaparecer cientos de miles de puestos de trabajo. Este mensaje no se trata de proteger a las empresas: se trata de proteger puestos de trabajo, bienestar, reducción de la pobreza, y la paz social que todos en el Perú tanto anhelamos.
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Cualquier aumento salarial no puede ni debe venir del Congreso, sino del diálogo entre Ejecutivo, trabajadores y empresas en el Consejo Nacional del Trabajo. Esa es la instancia.
Exhortamos respetuosamente a los señores congresistas a actuar con responsabilidad en estas horas decisivas para el agro nacional y para todo nuestro país.
Por favor, dejemos de crear falsas expectativas que solo van a frustrar a miles de compatriotas. Trabajemos juntos, con responsabilidad y dentro del orden legal y democrático, por un futuro mejor para el agro y para el Perú.
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