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¿Acaso había soñado ser el último de los descendientes de aquel pueblo de la montaña?
De niño lo llevaron hacia una escandalosa ciudad luminosa, donde jamás dejó de soñar su mágico nacimiento alado.
Inesperadamente desapareció aquella ciclópea ciudad y extrañamente emprendió el camino para encontrar las huellas tibias de su nacimiento; llevando un insólito bebé de siete meses, hallado en la ruta hacia la montaña, su única compañía.
Sobre el serpenteante sendero divagó durante siete años. Buscando su pétrea aldea atrapada en el tiempo, fue envejeciendo bruscamente.
Es muy posible que no consiguiera ubicar aquel pueblo inundado de leyendas, mientras el bebé tampoco creció.
Hay quienes afirman que el niño era él mismo, buscando un pueblo imaginado acurrucado en el vientre de la catarata Iguazú.
Algunos incrédulos atestiguan que era un mago, perseguido por las hechiceras del sueño, quienes habían abandonado un bebé alado al pie de esa montaña rojiza, después de la muerte de la madre del último mutante, de aquel pueblo fantasma que realmente nunca existió.
@davidauris |
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