Publicado por el Instituto Peruano de Economia - IPE
(Organismo cercano al sistema empresarial)
PUBLICADO 21-10-2021 | Durante la última semana, se han venido discutiendo las implicancias del trabajo del canadiense David Card, uno de los ganadores del Premio Nobel de Economía 2021, que desafió la teoría económica del mercado laboral.
Usando una metodología innovadora en el momento, Card y su coautor, Alan Krueger, encontraron que un incremento del salario mínimo no necesariamente se traducía en mayor desempleo para los restaurantes de comida rápida de Nueva Jersey, en comparación con Pensilvania, en 1992.
Sin embargo, es importante entender por qué ese resultado sería inaplicable a otros contextos y a lo que apunta la evidencia para el Perú.
El contexto peruano según el IPE
Diferentes contextos
Para Pablo Lavado, director de la Maestría en Economía de la Universidad del Pacífico, el aporte de Card y Krueger reside en los hallazgos empíricos y, por lo tanto, en la importancia de comprender el funcionamiento del mercado laboral según el contexto específico. Así, Lavado indica que los hallazgos del Nobel sirven para llamar la atención a fin de considerar las características de cada mercado laboral con el objetivo de implementar políticas públicas y no extrapolar conclusiones para sustentar extremos.
En efecto, las particularidades de un segmento del mercado laboral en dos estados de EE.UU. hace casi 30 años y las del mercado laboral peruano de hoy distan significativamente. Entre ellas destacan tres elementos claves: la elevada informalidad en el Perú (78% en junio del 2021), los costos laborales que deben pagar los empleadores (que pueden llegar a representar hasta casi el 60% del salario bruto en el Perú) y el bajo nivel de productividad. Respecto de lo último, el salario promedio es una buena aproximación de la productividad laboral. En ese sentido, el salario mínimo en EE.UU. de fines de los ochenta era apenas un tercio del salario promedio, mientras que para el Perú de hoy dicha proporción es casi tres cuartos.
Los estudios para el actual mercado laboral peruano indican que el incremento de la remuneración mínima vital (RMV) está asociado con una reducción del empleo formal y una mayor transición de trabajadores hacia la informalidad. Nikita Céspedes y Alan Sánchez, del Banco Central de Reserva, demuestran que un aumento del 10% de la RMV generaría una caída de 2,5% del empleo formal, afectando principalmente a los trabajadores de bajos ingresos y en pequeñas empresas. Asimismo, Miguel Jaramillo, investigador principal de Grade, encuentra que los incrementos de la RMV tuvieron un efecto positivo sobre la probabilidad de tener un empleo asalariado informal. Además, estudios de la OCDE concluyen que la política de salario mínimo en el Perú estaría actuando como una barrera para la formalización de las personas más vulnerables.
Alto incumplimiento
Ninguna empresa puede pagar en sueldos un monto mayor que la productividad de sus trabajadores. De lo contrario, dejaría de operar. Así, establecer una RMV mayor que las remuneraciones que ofrece el mercado para varios grupos poblacionales de menor productividad está asociado con un alto incumplimiento de la RMV. Esto es el porcentaje de trabajadores asalariados a tiempo completo que perciben ingresos laborales por debajo de la actual RMV (S/930).
Usando los datos de la Encuesta Nacional de Hogares 2020, en regiones como San Martín, Pasco, Huánuco y Puno, el salario mínimo actual representa más de dos tercios del salario promedio y el nivel de incumplimiento de este es mayor de un tercio. En regiones como Lima, Moquegua y Arequipa, la RMV resulta casi 50% o menos del salario promedio y el nivel de incumplimiento del salario mínimo es de 15% o menos. De esta manera, el cumplimiento de la RMV y el resto de los costos que conlleva la formalidad laboral se convierten en la excepción más que en la norma.
Reformas
El debate sobre las reformas laborales debe trascender a la discusión del salario mínimo, que solo afecta directamente al 2% de una fuerza laboral de más de 17 millones de trabajadores. Para Oswaldo Molina, director ejecutivo de la Red de Estudios para el Desarrollo (Redes), el foco debería estar en medidas que mejoren la productividad de los trabajadores como la formación de capacidades y habilidades necesarias para acceder a empleos de mayor calidad.
En esa línea, Hugo Ñopo, investigador principal de Grade, señala que la creación de empleos más productivos requiere una modernización de la legislación laboral más acorde a la realidad productiva del país y la reconfiguración del sistema de protección social, que desincentiva la transición de trabajadores a la formalidad.
A fin de cuentas, el incremento sostenido de los ingresos laborales no se logrará mediante decretos que así lo dispongan, sino a través de reformas efectivas que promuevan la contratación y eleven sostenidamente la productividad de los trabajadores peruanos, la cual se sitúa por debajo de los niveles alcanzados por sus pares en la región.
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