¡Bravo, #Perú! El Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo acaba de ingresar en la Lista representativa del #patrimonioinmaterial. Felicidades.
La lista representativa incluye formas de expresión que dan testimonio de la diversidad del patrimonio inmaterial y contribuyen a concienciar sobre su importancia. Por el PerPerú, ha sido inscrito el Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo es una estructura organizativa creada por los habitantes de esta ciudad del norte del Perú, que gestiona el abastecimiento de agua y cultiva al mismo tiempo la memoria histórica.
Fiesta de San Pedro, en estrecha relacion con el agua.
Los orígenes de este sistema se remontan al periodo preincaico y su objetivo primordial es lograr un abastecimiento equitativo y sostenible de agua, así como una gestión adecuada la tierra, a fin de que las generaciones venideras puedan seguir disfrutando de estos dos recursos naturales esenciales en buenas condiciones. Los depositarios principales de este elemento del patrimonio cultural son los habitantes de Corongo, ya que ese sistema regula sus actividades agrícolas.
« El Sistema de Jueces tiene tres principios fundamentales en los Andes: solidaridad, equidad y respeto de la naturaleza. Sus funciones, su importancia y sus valores son transmitidos a las jóvenes generaciones, en el marco familiar como en el espacio público. »
Su máxima autoridad es el juez de agua, que se encarga de la gestión de los recursos hídricos y de la organización de las fiestas más importantes de la ciudad. Pilar de la identidad cultural y la memoria histórica de los coronguinos, el sistema se basa en tres principios fundamentales: la solidaridad, la equidad y el respeto de la naturaleza. El significado, la importancia, las funciones y valores del sistema se trasmiten a las nuevas generaciones en el seno de las familias e instituciones públicas, y también en los centros docentes de todos los niveles de enseñanza mediante el aprendizaje de las danzas emblemáticas de Corongo, íntimamente vinculadas a este elemento.
Cada año se limpia la acequia, para que el agua recorra tranquilamente.
Entre los valores transmitidos figura el conocimiento de la relación de San Pedro, patrón de la ciudad, con el agua y, por ende, con la prosperidad y el bienestar. Este conocimiento se adquiere desde la infancia mediante la tradición oral o la participación en celebraciones religiosas.