Por: David Vilcapuma Gutiérrez Licenciado en Educación Difusor de la literatura oral de la serranía chinchana |
---|
Después de muchos años, retornaba a dar unas vueltas por la santa tierra. (San Juan de Yánac - Chincha)
Una turba de niños me seguía, mientras yo meditaba observando el paisaje.
Los lugareños que conversaban amenamente, se reían diciendo que mis actitudes fascinaban a las mujeres.
Cuando ese acontecimiento de reflexión había pasado, ya todas conocían de memoria mis sermones.
Esa noche había soñado con una bella dama, no recodaba quien era, pero estaba en mis brazos y yo contemplaba, maravillado, su belleza.
Al despertar notaba una sombra que se dirigía hacia la puerta, traspasando en ella y desapareciendo instantáneamente.
Cuando amanecía a lo lejos veía aparecer a una mujer madura, vestida con una falda de colores y una blusa blanca, escotada por donde aparecían, casi reventando, los senos redondos y enormes.
Raudamente caminaba, ocultándose hacia el rio, mientras aguardaba inquieto su presencia, antes que se aclarara la mañana.
Al pasar los años, las bellas damas del paraíso escondido, aún mantenían su belleza y seguían siendo mis seguidoras ilusionadas.
Chincha, diciembre de 2023.
Recibe las últimas noticias del día