La exploración de la Antártida no tenía parangón; no había que enfrentarse a animales salvajes ni a indígenas hostiles (de hecho, fue auténticamente descubierta por sus exploradores, pues nunca habitó ser humano allí). El oponente era más formidable: vientos de hasta 300 kilómetros por hora, temperaturas inferiores a los 50 grados bajo cero, un océano con aspecto de irascible criatura viva, una banquisa que atrapaba y trituraba los barcos, una costa sin apenas puertos naturales y largos días de helado silencio.
La lucha se establecía entre el aventurero y las fuerzas desatadas de la naturaleza, entre el hombre y los límites de su resistencia. A principios del siglo XX el reto se salpimentó con la rivalidad entre británicos y noruegos, en la que tres nombres brillaron con luz propia: Robert Falcon Scott, Ernest Shackleton y Roald Amundsen, que finalmente ganó la carrera hacia el Polo Sur.
Las bellísimas imágenes que les ofrecemos en este vídeo del sueco Kalle Ljung suavizan de alguna manera esa desolación. Fueron captadas durante el último verano austral, en un periplo en velero de veinte días entre diciembre de 2014 y enero de 2015. El equipo partió de Ushuaia, Argentina, y tras doblar el Cabo de Hornos cruzó el Pasaje de Drake (un tormentoso tramo de mar de 800 kilómetros de ancho) hacia el archipiélago Melchior, en la Antártida. Durante 16 días el barco surcó las frías y cristalinas aguas de la Península Antártica y grabó en HD esta pequeña joya de documental que muestra icebergs de formas caprichosas y la fauna de la zona antes de regresar a Ushuaia.