Por: Esteban Saldaña Gutiérrez  Ingeniero Industrial

Huancavelica, sigue siendo el departamento más pobre del Perú, y Tantará es uno de los distritos de la provincia de Castrovirreyna, la más pobre de provincias de Huancavelica

Donde se pone el dedo salta la pus, sentenció Manual Gonzales Prada. Esa frase perdura en este país nuestro. Y perdurará por siempre, hasta que algún lejano día, si, muy lejano día, nuestra población despierte de este marasmo inducido. Hay obviamente mentes lucidas, pero son los menos, cuyo voto ameritaría ser cualificado y no cuantificado.

Lima la horrible, escribió Sebastian Salazar Bondy, por los años sesenta del siglo pasado. Que diría hoy, frente a este estado salvaje de cosas, retornaría a su tumba, cabizbajo, pensando en la maldición del último cacique Inca del valle del Rímac, Taulichusco el viejo.

Nuestras últimas elecciones generales, regionales o municipales son a todas luces legales, pero no son legítimas. Ejemplo, la legitimidad de nuestro presidente constitucional se viene diluyendo y terminará en la ilegitimad, pero será sostenido por su carácter legal. Quienes son los favoritos en estas elecciones municipales de Lima. Un defraudador del fisco, a quien le ley no lo alcanza, como si le alcanza al pequeño comerciante. Un acusado de asesinato con gran crueldad, cuya ley es endeble para el poderoso, pero llena de rigor para el desvalido. El actual presidente del Congreso de la Republica, jefe del cuartel desde donde salieron los asesinos de 69 campesinos en Accomarca. De las 69 víctimas ejecutadas, 30 eran niños, 27 mujeres y 12 hombres. Tres de las mujeres estaban embarazadas y también fueron violadas.

Si es así en la metrópoli, como es en mi pueblo. No cambia, solo el volumen y la forma. Un alcalde, a la luz de los hechos, corrupto e inmoral, que hace de las rendiciones de cuentas un affaire. Este mismo personaje de marras ha puesto de candidato a su hermano, que no sabe que la O es redonda, pero tiene las uñas largas y afiladas, prestos para embolsillarse todo el dinero del municipio. Ese es el gran favorito. No porque el pueblo confié en el, sino por los votos golondrinos comprados a peso. Que desgracia.

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Iremos este 2 de octubre a las urnas, en Tantará,. Iremos desconsolados, sabiendo que el pueblo será el gran perdedor. Teniendo conocimiento que nos robará inmisericordemente.  Que este tipo, con toda su ignorancia, será el vencedor. Tendremos un alcalde legal, pero ilegitimo. Cuatro años más de podredumbre nos espera. Cuatro años de latrocinio. Cuatro años de retroceso. Ese es el destino fatal de mi pueblo.

Ojala la luz de la verdad y la conciencia nos alumbre a última hora y todos los golondrinos, pagados por este esperpento, tengan un segundo de lucidez y voten por una opción que represente genuina y verdaderamente los sagrados intereses de nuestro pueblo, que nos vio nacer y que nos cobijará en sus entrañas.

Pueblo de Tantará votemos por quien radica en nuestro distrito. Votemos por quien se identifica con nuestra comunidad, por aquel candidato que a diario palpa nuestra desesperanza. No votemos por la continuidad. No votemos por el latrocinio encarnado en este alfil de este granuja que se va con los bolsillos llenos de dinero mal habido, que bien pudo haber servido para engrandecer nuestro pueblo.

En lo que va del año nuestra municipalidad ha recibido la suma de S/.749,020.17; el año 2021 la friolera cantidad de S/. 993,496.00; el año 2020 la astronómica suma de S/. 1,021,007.06;  el año 2019 empezó recibiendo S/. 1,930,944.65. Muy aparte de otras transferencias del gobierno, como la de “Trabaja Perú”, que es su engaña muchachos, ingresos por Covid, etc, etc, etc.

Se va como vino. Llegó ebrio en un cajón de muerto. Se va desfalcando a la municipalidad de Tantará. El hermano menor, el que ahora representa a la Lampa, seguirá por la senda del latrocinio y así también se irá de aquí a cuatro años. Y en esas próximas elecciones llegarán nuevamente los golondrinos a “elegir” al nuevo alcalde, legal, pero ilegítimo.

El continuismo con el candidato de La Lampa Robert Urbina, hermano del actual alcalde tantarino Jaime Urbina, un sinvergüenza de siete suelas.