Oswaldo Carpio Villegas - Profesor en Marketing Político

Los que hemos nacido en Lima, la amamos. Vemos a nuestra ciudad con su belleza y sus enormes carencias. Encontramos el más importante Centro Histórico Virreinal y republicano de América del Sur, en abierto y franco deterioro pese a los escasos y reconocibles esfuerzos y resultados. El Centro de Lima tiene tesoros arquitectónicos y urbanísticos que requieren la convergencia de voluntades.

Nos quejamos de la pobreza y, sin embargo, si se recuperara el Centro Histórico como ha ocurrido silenciosamente con el Centro del Rímac con agradables resultados, tendríamos millones de turistas que dejarían miles de millones de dólares en sus visitas. Las ciudades viven, entre otras cosas, del turismo. La política de mirada provinciana, resentida, cerrada al diálogo, manejada en el secretismo por personas incultas que no aman la ciudad porque no nacieron ni crecieron en ella, tiene sus consecuencias y graves. Hay mucho tiempo perdido en el trabajo por Lima. Pero, somos optimistas.

Tenemos el mar y la Costa Verde que hemos convertido en una vía expresa en detrimento del carácter recreativo, deportivo y turístico de la Costa Verde (aún marrón). Empresas privadas coludidas con malos alcaldes han privatizado y realizado obras que han destruido las playas y dañado la pesca. La única ciudad capital de América bañada por el mar y no hemos sido capaces de recuperar sus playas como se ha hecho en todos los países del mundo. Para eso no hay recursos cuando a las playas asisten millones de personas que no encuentran nada renovado. Es que la prioridad es el “concreto”.

Las grandes casonas construidas en Miraflores, inspiradas en las viviendas alemanas de comienzos del siglo pasado, destruidas para dar paso a esperpentos –construcciones sin pena ni gloria ni comodidad.

 

Distritos como Jesús María sufrieron a alcaldes ajenos al distrito y que hicieron mucho daño. Sin embargo, Jesús María, ha mejorado por un buen alcalde que ama sus distrito, dialoga, busca acuerdos, concierta, planifica e invierte. Los espacios verdes han crecido y hay armonía y seguridad en sus calles. Hay mejoras en San Borja, Lince y otros distritos tradicionales. Pero, hay también, hay enormes mejoras en Ate, Comas, Los Olivos, San Juan de Lurigancho y otros distritos emergentes en los que los alcaldes han realizado milagros con magros presupuestos, superando a alcaldes mafiosos y aventureros cuyo único afán fue enriquecerse en el más corto tiempo usando empresas ad hoc con lo que ejecutaron obras descartables.

El principal enemigo de los distritos han sido los pésimos alcaldes que no dan puntada sin hilo y que forman parte de partidos tradicionales organizados como pequeños grupos depredadores para sustraer todo lo posible. Hay decadencia y corrupción que salta a la vista en algunos distritos en las que “gobiernan” organizaciones criminales que actúan con total impunidad, lotizando calles, parqueos y realizando contratos devastadores con conocidas empresas de limpieza y servicios.

Sin embargo, la mayoría de los alcaldes son gente noble, trabajadora, esforzada que se ha ido capacitando, aprendiendo, asumiendo desafíos, formando equipos de gerentes y técnicos comprometidos y consagrados a la ciudad; comunicándose sin descanso a toda hora del día y sin descanso. Es la gente que ama su pequeña patria, su distrito y a la gran capital del Perú.

Lima no es la “Lima la Horrible” de la que escribían intelectualistas nihilistas interesados en impactar a la burguesía de entonces. Palabras vacías que no ayudan a crear lo nuevo y bueno.

Lima es hoy es la segunda ciudad más extensa del mundo y la segunda ciudad más grade construida en un desierto (el Cairo es la primera). Al finalizar la presente década el 80% de los peruanos vivirá en ciudades como ya sucede en la mayoría de América y Europa. Asia, camina hacia esa cifra de la misma manera que África. La humanidad en el 2050 vivirá en ciudades. Por ende, no hay ni habrá país desarrollado con ciudades subdesarrolladas.

 

Las ciudades están cambiando aceleradamente las formas de vida de la mano de la tecnología y una nueva cultura ciudadana. Los conceptos, las formas de vida en la ciudad no son más las del siglo pasado. En el Perú, sin embargo, seguimos viviendo en el siglo XX anclados en el pasado que urbanistas creadores, alcaldes y ciudadanos del mucho rechazan.

Las ciudades hoy son antropocéntricas (la gente es lo primero y de allí parte todo). Se construyen con espacios públicos amplios, abiertos, amables, arbolados para que la gente se comunique, camine, se encuentre, se integre, sea tolerante y se reconozca en las diferencias que se respetan. Los Centros de las ciudades son peatonales con la impronta de los artistas, la creatividad de sus murales, músicos, danzantes, plásticos, escultores, escénicos, etc.-. Se crean escenarios y se ganan las calles. La idea de la ciudad es la de espacios planificados y de diseño urbano y arquitectónico de calidad, innovador y regenerador.

Hablar de la ciudad es hablar de la gente, la cultura, la historia y las vivencias cotidianas. Las ciudad es la pequeña patria. La ciudad es, entonces, el espacio que hay que construir con la participación de los ciudadanos. Las ciudades tienen alma, espíritu, historia y hay que recuperarla. La cultura y el arte no son un adorno formalista.

La decisión de un pequeño grupo de técnicos-burócratas no puede reemplazar la participación ciudadana y a grupos interdisciplinarios. La cerrazón y el secretismo que se aleja de la rendición de cuentas y de la información, crea las condiciones para la corrupción que tanto daño está haciendo al país y a sus ciudades.

Lima es la ciudad más importante del Perú y una de las ciudades más importantes de América y del mundo. Pero la mirada no cosmopolita de los que la han gobernado Lima, con honrosas excepciones, ya no da para más. El mundo está cambiando y las ciudades han creado nuevos paradigmas: ciudades ecológicas, sustentables, saludables, culturales, integradas, dialogantes, con transporte masivo –trenes, metros y autobuses, además de bicicletas y espacios para que la gente camine en paseos y veredas amplias y arboladas y, también, automóviles. Seguir reduciendo las veredas para ampliar pistas no solo es obsoleto: es malvado y peligroso: excluye a la gente para dar paso al 15% de personas de transporte privado.

Un nuevo horizonte se abre a favor de Lima. Nuevas ideas empiezan a crecer, dialogadas y consensuadas. Otra mirada se abre desde los distritos emergentes. Nuevos líderes nacen y se proyectan.

Lima se encontrará consigo misma y nada la detendrá.

¡Feliz Aniversario amada Lima!


SERENATA A LIMA