Foto de archivo.
CHINCHA - Echado boca abajo sobre la tierra y casi inconsciente por los puntapiés que daban a su abdomen, el vigilante Faustino Condeña, de 71 años, aún veía de soslayo cómo seis encapuchados cargaban, sin apuro, con maquinaria y herramientas del fundo San José, en Chincha.
Eran las 10:20 p.m. del viernes 13 de marzo y, entre los paltos de esa finca de 94 hectáreas, Condeña también sufría palazos en las pantorrillas. A ratos, el cañón de un fusil AKM le helaba la frente y reprimía sus súplicas. El robo a la propiedad de la familia Cillóniz duró tres horas.
Antes del amanecer, el guardián pudo desatarse y se arrastró más de un kilómetro hasta el portón principal del fundo. Allí, otros vigilantes de turno lo auxiliaron. Hoy, 36 días después, todavía no puede caminar bien y el caso tampoco ha sido resuelto por la policía. Ni siquiera investigado, acusa el administrador Juan Buenamarca.
Desde hace dos meses esta situación se repite casi cada fin de semana en Chincha: hampones armados irrumpen en las haciendas por chacras contiguas, masacran a los guardianes y se llevan, en vehículos, motobombas, sistemas de riego y todo instrumental que encuentran.
La poca seguridad en los perímetros de esos enormes terrenos facilita las embestidas criminales. Aunque, sin contemplaciones, las bandas pueden abrir fuego o romper muros para acceder a los almacenes. Así ocurrió dos veces en el depósito de la finca La Onda y una en el fundo Belén, durante la primera quincena de marzo.
Orlando Mirones, custodio de La Onda, dijo a El Comercio que la noche del 8 de marzo 12 sujetos con retrocargas derribaron la puerta trasera, lo amarraron con cables y le pusieron una tela alrededor del rostro. Quedó tendido al lado de una trocha, pero notó que, en dos autos Tico y una camioneta, los ladrones se llevaban sacos con fertilizantes a la Panamericana Sur. “Un policía quería poner en mi manifestación que solo fueron cuatro y con armas de corto alcance”.
Fuente: EL COMERCIO
Video de archivo
Recibe las últimas noticias del día