Por: Luis E. Forero Medina Abogado/Especialista enSaluderecho |
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“Si tú leyeras, avechucho idiota,
La ignorancia en que vives conocieras:
Todo ha cambiado entre los hombres ya” (Bello, El cóndor y el poeta)
1620 millones de personas padecen de anemia en todo el mundo, entre las cuales están niños en edad preescolar y escolar, embarazadas y no embarazadas, varones y ancianos, según la OMS, y conforme a datos de 2018 de las Naciones Unidas, más de 100 millones de personas pueden morir de hambre, “otro género de muerte”, y “otros 142 millones en todo el mundo están en la antesala de igual destino”; desastre que la humanidad se puede ahorrar.
Por su parte, la Covid-19 en menos de cinco meses, desde el 31 de diciembre de 2019 al 31 de mayo de 2020, ha originado cerca de 7 millones de casos y más de 400,000 muertos en todos los Continentes, menos en La Antártica.
Comparadas las estadísticas de la Covid-19, anemia y DCI (Desnutrición Crónica Infantil) en el ámbito mundial, nacional y regional; se tiene que en el primer evento los responsables de la salud pública desafortunadamente no tienen la solución a la mano para aplanar la curva del coronavirus, o es impredecible el tiempo en que se inventen la vacuna; en cambio, en el caso de la anemia y la desnutrición crónica infantil (DCI), son perfectamente solucionables esos asuntos que salvarían cientos de vidas de niños.
“Cabe diferenciar entre Anemia y DCI, recordando la lección que enseña que la Anemia consiste en una baja concentración de hemoglobina en la sangre que afecta el desarrollo de los niños; en tanto que La DCI (Desnutrición Crónica Infantil) es el estado por el cual un niño presenta retardo en su crecimiento de talla para su edad.” |
De acuerdo a la literatura sobre el tema, entre las causas inmediatas de La Anemia está el consumo inadecuado de hierro y de otros micronutrientes a partir de los alimentos y la alta morbilidad por infecciones como la diarrea, parasitosis14, malaria, etc.; aunado a “inadecuadas prácticas de higiene, de lavado de manos, saneamiento básico y limitado acceso a agua segura”. Se entiende como agua tratada aquella que proviene (o no) de la red pública y a la cual le dan algún tratamiento en el hogar antes de beberla (hirviéndola, clarificándola, desinfectándola o consumiéndola de manera embotellada).
Las causas inmediatas de la DCI son sabidas de memoria, destacándose la falta de oportunidades a todos, y la principal, la desidia oficial. Es sabido que a nivel central en el Perú hay suficiente presupuesto para luchar contra la anemia y la DCI; pero varias autoridades regionales, por ejemplo, las de Ica (Ica, Chincha, Palpa, Nasca y Pisco) las más de las veces desconocen de la existencia de esos recursos o no diligencian debidamente esos apoyos del gobierno central; por lo que se pierden en perjuicio de la niñez.
Le resta un año al “Plan nacional para la reducción y control de la anemia materno infantil y la desnutrición crónica infantil 2017-2021” y a la Estrategia Nacional de Reducción de la Anemia Materno Infantil 2016-2021, sin que en este quinquenio se haya logrado reducir la anemia infantil y la desnutrición crónica infantil.
Actualmente la anemia está en el 43.5%; la meta a finales del año entrante es bajar al 19% el índice de anemia en los niños de 6 a 36 meses. En el segundo semestre del año 2018, la anemia alcanzó el 41,1%. y un 46,1% en niños de 6 a 35 meses de edad. En el área rural ese porcentaje supera más de la mitad de la población infantil que padece de anemia o DCI.
En la provincia de Ica por los elevados índices de la anemia en la región, -43.1%-, se han trazado planes locales, alternos al nacional, que sin embargo tampoco han servido para atenuar el asunto como el pomposo “Plan Regional Multisectorial para la reducción y control de la anemia y la desnutrición crónica en los niños y niñas menores de 06 años de la región Ica 2019-2021”, con el lema: Por una región de hierro sin anemia.
La prevalencia de anemia en la Región Ica de 2015 a 2019, de acuerdo a la Diresa Ica, ha disminuido en un 5.6%; subrayando dicha entidad que la anemia es un mal que no distingue regiones, y recomienda a las familias incluir en sus dietas alimentos ricos en hierro (sangrecita, bazo, hígado, bofe y pescado); acompañados de una buena consejería.
En 2016 en Huancavelica tres de cada diez niñas y niños menores de 5 años fueron afectados con DCI (Desnutrición Crónica Infantil); la más alta proporción de desnutrición entre los departamentos del Perú.
Conforme al citado Plan nacional, “La anemia tiene efectos negativos en el desarrollo cognitivo, motor, comportamiento y crecimiento en los primeros años de vida. Durante el embarazo, está asociada a elevadas tasas de mortalidad materna, de mortalidad perinatal, al bajo peso al nacer y a la mortalidad neonatal. A su vez, tiene consecuencias en los logros educativos y el desarrollo del capital humano, en la productividad y calidad de vida de los peruanos en el futuro”.
Para las autoridades peruanas, la lucha frontal contra la anemia se traduce en “generar una cultura de cambios que incluya una alimentación saludable, el consumo de agua segura y el buen trato a los más pequeños de la casa”.
@luforero4 |
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