Huancavelica: La tradición del trueque
Acobamba sigue practicando esta histórica forma de cambio. Llegan desde Huanta con lúcuma, chirimoya, caña y palta para llevar maíz, haba y papa nativa. Desde hace mucho tiempo, llegan desde Huanta con un solo objetivo, comerciar como lo hicieron sus abuelos, tatarabuelos y demás generaciones, usando el tradicional trueque.
Esta feria tradicional, que trae comercio y hermana a dos pueblos, se instala todos los años en la plaza principal de Acobamba y rescata una de las costumbres más arraigadas de nuestro Perú y que con el paso de los años se ha ido perdiendo en distintas zonas. Este feria se hace con motivo de la gran fiesta del Señor de Huayllay que se realiza del 12 al 14 de setiembre.
Al llegar a la feria, lo primero que veo es a dos mujeres concertar en quechua los productos que poseen y que necesitan, una saca granos de su manta mientras que la otra saca frutas, acuerdan cantidades y concluyen el trueque.
Una de ellas dijo llamarse María, quien solo recuerda que viene desde muy niña a esta feria tradicional. Silvino Huamancayo Pérez, recuerda que de niño veía cómo sus paisanos intercambiaban productos, tal y como lo hacían sus bisabuelos desde tiempos inmemoriales. “Recuerdo que cuando era niño mis padres y abuelos intercambiaban con los huantinos frutas como la lucuma, chirimoya palta, ozon, caña, algodón, palillo, achiote, cacao a cambio daban maíz, haba, papa nativa, quinua, cebada, trigo, canastas”, afirmó
Para esta feria llegan pobladores de los distritos de Paucará, Rosario, Andabamba, Anta, Pomacocha, Marcas, y otros.
Tal y como lo hicieron desde pequeños, porque los traían sus padres y ahora ellos traen a sus hijos. Como toda tradición fue perdiendo varias costumbres, recuerda Silvino recuerda algunas.
Detalla que dentro de las costumbres que se van perdiendo con el paso de los años estaban la de las “mariquitas” que eran personas, así denominadas y encargadas por el mayordomo de la fiesta para recoger frutas y colaboraciones de los feriantes para compartirlos con todos.
Antaño, recuerda Huamancayo, los feriantes venían a lomo de bestia, ahora llegan en camionetas y furgones. Otro de los productos que se van vendiendo cada vez menos son los collos o mates que eran depósitos redondos para almacenar o servir comida. Junto a ellos se va perdiendo la costumbre de cambiar cucharas de palo.
Los comerciantes de trueque, afirman que calculan lo que dan de acuerdo a lo que reciben, según la cantidad, tamaño y calidad. Todo se hace al ojo.
Es una práctica que existe desde el neolítico, desde hace aproximadamente 10.000 años (10% del tiempo de la existencia de la especie humana), con la aparición de la sociedad agricultora-ganadera.
En el neolítico, la economía pasa a ser de depredadora, como fue en el paleolítico en las sociedades cazadoras-recolectoras (90% del tiempo de la existencia de la especie humana), a ser productiva por la aparición de la agricultura y la ganadería, y ello dio lugar al excedente; un exceso de bienes que no necesitan consumirse. Con el excedente, un grupo de personas no necesita trabajar en la agricultura y la ganadería y puede dedicarse a producir otros productos, como la cerámica, e intercambiarlo con el agricultor o ganadero por el excedente. Con ello, apareció por primera vez el trueque y como consecuencia, la propiedad privada y el concepto de riqueza. La cantidad de producción sobrante es el inicio de la riqueza, cuanto más excedente más riqueza. Pero el excedente sólo tiene consecuencias cuando se consolida gracias a la aplicación del riego o el abonado, y permite la división social del trabajo.
División del trabajo: Para explicarlo de forma sencilla, cuando aparece el excedente consolidado, no se dedican todos a la agricultura o a la ganadería; se busca producir bienes que ninguno de estos dos trabajos productivos producen.
En los pequeños mercados era donde se originaron los primeros trueques entre una gran variedad de artículos, por ejemplo: herramientas de sílex, lanzas, zapatos, collares y hasta productos agrícolas. Hoy en día, en algunos mercados se siguen usando este tipo de transacciones.
Más tarde, apareció el dinero con lo que los bienes y servicios se obtenían a cambio de dinero en monedas.
Las ventajas del trueque o intercambio para las empresas son muchas, como por ejemplo:
El trueque tiene diversos problemas:
La más importante desventaja del trueque es que podría no encontrarse a alguien que quiera intercambiar lo que nosotros deseamos por lo que podemos ofrecer. Esto es lo que se conoce como el problema de la doble coincidencia de necesidades. Este problema impide la ampliación de la división de trabajo, que vendría luego a ser facilitada por la introducción del dinero como medio común de intercambios indirectos.
Otro inconveniente en el proceso de trueque es la complejidad del cálculo en el valor exacto entre las cosas que vamos a intercambiar (falta de unidad de valor). De todas formas, se suele establecer el precio de los productos o servicios según su valor en el mercado, aunque en ausencia de una unidad de cuenta objetiva en común, el cálculo económico a gran escala resulta imposible sin dinero.
A veces, el trueque tiene un valor más bien simbólico según la necesidad que un valor capital. Es decir, si tengo una casa que no estoy utilizando y necesito con urgencia un automóvil, no le daré un valor capital a la casa sino un valor de necesidad.
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