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Enfrentarse al virus chino sin agua para calmar la sed, ni para lavarse las manos

La escasez de agua en las zonas más desfavorecidas del planeta complica las medidas de higiene para enfrentar el coronavirus. En los pueblos de la costa peruana, lavarse las manos adecuadamente, es una difícil tarea.

La provincia de Chincha-Ica, es un perfecto ejemplo de la negligencia de los gobiernos. Debido al empirismo que reina en la gestion del agua la poblacion local padece del precioso liquido a pesar de que dispone de fuentes hidricas sostenibles.
La provincia de Chincha-Ica, es un perfecto ejemplo de la negligencia de los gobiernos. Debido al empirismo que reina en la gestion del agua la poblacion local padece del precioso liquido a pesar de que dispone de fuentes hidricas sostenibles.

 

Por: Luis E. Forero Medina  Abogado/Especialista enSaluderecho 

 
Lavarse las manos es esencial para contener la propagación de COVID-19 y muchas otras enfermedades infecciosas; empero, de acuerdo con la ONU (La Organización de las Naciones Unidas), cerca de tres mil millones de personas en el mundo no tienen cómo lavarse las manos contra el coronavirus.

 

Aunque la escasez de agua afecta ya a todos los continentes, como hace 2000 años, muchos lugares del planeta, especialmente en la región de África del Norte y Oriente Medio y países en desarrollo de América Latina y El Caribe, no tienen como calmar la sed, como pidió Jesucristo en el monte Calvario; ni para que, fuera de Pilatos, los demás miembros del sanedrín se hubieran lavado las manos.

 

 

Otra enfermedad igualmente arrasadora es el estrés hídrico; en menos de un quinquenio, dos terceras partes de la población mundial podrían padecerlo y 1.800 millones adicionales de personas vivirán en países o regiones con escasez absoluta de agua. De acuerdo al Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019, hay más de 2 000 millones de personas que viven en países con un elevado nivel de estrés hídrico.

 

 

 

                

Prácticamente todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida del abastecimiento de agua dulce, cuyos recursos disminuyen considerablemente.

 
                  

 

 

El agua presta un servicio vital al hombre, es esencial para la producción agrícola y la seguridad alimentaria; contribuye con la naturaleza al convertirse en “elemento vital de los ecosistemas –incluidos los bosques, lagos y humedales” (FAO). Prácticamente todas las actividades sociales y económicas dependen en gran medida del abastecimiento de agua dulce, cuyos recursos disminuyen considerablemente. Para 2050, cuando habrá una población de diez mil millones de personas, hasta 5 700 millones de ellas podrían estar viviendo en áreas donde el agua es escasa durante al menos un mes al año.

 

Los organismos internacionales han puesto el dedo en la llaga para que la humanidad se concientice sobre la importancia de cuidar el preciado líquido; llevamos 3 años recorridos del Decenio “Agua para el Desarrollo Sostenible” 2018-2028, y en muchos países no se le ha dado la debida importancia a ese acontecimiento.

 

El Decenio tiene por objetivo hacer mayor hincapié en el desarrollo sostenible y la ordenación integrada de los recursos hídricos para lograr los objetivos sociales, económicos y ambientales; también resalta la importancia de promover el uso eficiente del agua a todos los niveles, teniendo en cuenta el nexo agua- energía-alimentos-medio ambiente, incluso en la ejecución de los programas nacionales de desarrollo.

 

“Al igual que el agua, necesitamos fluir hacia adelante”. Un poco más de ocho años tiene la humanidad para acoger a los que se siguen quedando atrás respecto del agua: 2100 millones de personas  que no tienen acceso a agua potable (Fuente: OMS/UNICEF, 2017);lo que significa que 1 de cada 3 personas viven sin agua potable;  4500 millones de personas  que carecen de servicios de saneamiento salubres ( OMS/UNICEF, 2017); llegar al 40 por ciento de los habitantes del planeta que sufren escasez de agua (OMS); remediar el problema del  80 por ciento de las aguas residuales  que vuelven a los ecosistemas sin haber sido tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017); asistir a 1.200 millones de personas que  viven en áreas de escasez física de agua, mientras que 500 millones se aproximan a esta situación.

 

 

 

                

Otros 1.600 millones, se enfrentan a escenarios de  escasez económica de agua, donde los países carecen de la infraestructura necesaria para transportar el agua desde ríos y acuíferos. (ONU).

                  
 

 

 

El mito es que no hay agua; la realidad es otra: “Hay suficiente agua potable en el planeta para abastecer a los 7.000 millones de personas que lo habitamos, pero ésta está distribuida de forma irregular, se desperdicia, está contaminada y se gestiona de forma insostenible”. A nuestro alrededor, en decenas de países, menos de la mitad de la población tiene instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en sus casas.

 

Durante varias décadas el agua ha sido tema de numerosas reuniones a todo nivel, en donde se relacional al agua como fuente de vida, con la salud, el desarrollo, la cultura, el empleo, la escasez del líquido, el futuro y la seguridad alimentaria. Dependiendo de la dieta, una persona necesita de 2 000 a 5 000 litros de agua para producir los alimentos consumidos diariamente. Por ejemplo, para producir 1 kg de lentejas necesitamos 1 250 litros de agua y para producir 1 kg de carne de vacuno necesitamos 13 000 litros de agua. Si se para mientes que el mayor consumidor de agua a nivel mundial es la agricultura, se debiera transitar por la vía de la sostenibilidad, en vez de hacerlo por el de la rentabilidad inmediata.

 

 

De otro lado, del uso que hagamos del agua puede ayudar a reducir las inundaciones, la escasez, la contaminación, combatir el cambio climático y las sequías, que cada vez son más frecuentes y severas. Teniendo en cuenta que los recursos hídricos son finitos, “No podemos darnos el lujo de esperar. Todos tienen un papel que desempeñar”, señalaron las Naciones Unidas.

 

Si la humanidad hoy no cambia algunos hábitos, aumentaría la escasez de agua en un 50%; problema al que los especialistas sugieren solucionar hallando fuentes innovadoras de agua, incluyendo el reciclaje de aguas residuales y la recolección de agua de lluvia, y el aumento de la eficiencia hídrica, especialmente en el sector agrícola. La FAO promueve la selección de especies resistentes a la sequía y la salinidad, la gestión sostenible del suelo y la captación de agua.

 

El Dr. Jacques Diouf, quien ocupó el cargo de Director-General de la FAO, durante 17 años (1994-2011), dice que “En primer lugar, no existe una varita mágica, un interruptor que al girarlo pueda eliminar de repente la escasez de agua”.

 

@luforero4
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