Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial |
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La actual coyuntura política nos permite diferenciar entre lo que significa legalidad y legitimidad. Primero el gobierno de Martin Vizcarra proviene de un proceso electoral, por tanto es un presidente legal. Segundo, Martin Vizcarra tiene una aprobación superior al 50%, por tanto es un gobierno legítimo, por cuanto representa la voluntad del pueblo.
El congreso de la república y sus congresistas provienen de un proceso electoral, por tanto es una representación legal. Luego, el congreso tiene una aprobación menor al 20%, en consecuencia al no representar la voluntad mayoritaria del pueblo es una representación espuria, ilegítima.
Martín Vizcarra, con la autoridad que le confiere la legalidad y legitimidad y sobre todo nuestra Constitución, viene barajando la posibilidad de cerrar el congreso, por cuanto ese congreso se ha convertido en un lastre para nuestra democracia y nuestra justicia, como efectivamente lo vemos a diario.
“Este congreso, por acción y decisión del fujimorato, se ha convertido en la cueva donde se refugian los delincuentes de todas las layas. El más emblemático y vergonzoso, la del general Edwin Donayre.” |
Este variopinto personaje hizo hasta lo indecible para congraciarse con las arpías de Fuerza Popular, el partido del fujimorato. Utilizó a los pensionistas de las FFAA y FFPP, bajo el manido pretexto de apoyarlos en sus justos reclamos, pero en si lo que pretendía era escabullirse del accionar de la justicia para evitar la cárcel. Luego se transfiguro, se vistió de mujer y pretendió deslegitimar y satanizar la labor informativa e histórica que brinda “El Museo de la Verdad”, solo para congraciarse con el fujimorato y recibir apoyo. Esa ridiculez le sirvió para burlarse de la justicia, bajo el amparo y blindaje del fujimorato en el congreso.
Si el congreso ha perdido legitimidad y apoyo de la población es por el accionar delincuencial del fujimorato y sus satélites. Ese partido – y otros - están conformado por tránsfugas, arribistas, advenedizos e improvisados, que recalaron solo por conveniencia económica, y que no cuentan con ideología propia o principio doctrinarios.
Como se explica entonces que frente a hechos iguales o similares - En su gran mayoría, por no decir todos, donde no existe ningún viso de falta administrativa o penal - se tomen decisiones diametralmente opuestas. Daniel Salaverry, María Elena Foronda, Johnny Lescano, Kenji Fujimori, entre otros congresistas, todos declarados enemigos políticos del fujimorato, fueron investigados y sancionados en un santiamén, en un solo acto y sin ningún tipo de dilación.
Edwin Donayre, Cesar Hinostroza, Pedro Chavarry, Esenia Ponce, Betty Ananculi, Moisés Mamani, entre otros esperpentos, falsificadores confesos, investigados por la fiscalía por ser líderes de organizaciones criminales, acusados y condenados por ladrones, ellos si gozan de todas las bondades que el fujimorato les brindan, solo por ser allegados a ellos, dilatando sus procesos hasta las calendas griegas o absolviéndolos de manera descarada. Esto solo en una línea del accionar nefasto de este grupo político y sus aliados.
Pero hablar del fujimorato y sus agravios a la ley, a la decencia, a la inteligencia del pueblo nos llevaría horas y terminaríamos evacuando bilis a borbotones. Pero allí lo tenemos, muy orondos, muy frescos, muy cínicos. Lo último, el fujimorato ha decidido cerrarle las puertas al Poder Judicial a la fujimorista Betty Ananculi - en el caso que se le sigue por falsificación de documentos - bajo el falaz y subjetivo argumento que existiría “motivación política” en esa investigación judicial. Que tal desfachatez.
El vergonzoso archivamiento contó con el voto del congresista Wuilian Monterola. Traigo a colación este nombre por dos razones, la primera es que dice representarnos como Castrovirrenses. Falso,
Cuando le hemos dicho a este señor que blinde a los mafiosos y a los ladrones de cuello y corbata. Nunca. Por tanto este congresista perdió legitimidad. Segundo, este señor tiene denuncia en el congreso por lavado de activos que hasta la fecha no se investiga, porque, por que los fujimoristas lo vienen blindando sistemáticamente. Por tanto ese voto, no es un voto de conciencia, es un voto de consigna, de retribución de favor, de interés. Ergo, Wuilian Monterola no tienen legitimidad y se ha convertido en un paria y un pobre arrinconado de la política nacional, además de tránsfuga y arribista.
Por eso, por defender intereses personales y de grupo, el fujimorato y sus aliados, como los apristas, han perdido hace bastante tiempo legitimidad y la disposición de cerrar el congreso, por parte del Presidente de la Republica, es constitucional, legal y legítima, porque el pueblo, el ciudadano de a pie, así se lo pide. Cierre usted señor Presidente el Congreso de la Republica, convertido hoy en un antro, por el nefasto accionar del fujimorato y sus cómplices.
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