La parte visible de los plásticos. Con el paso del tiempo se convierten en microplásticos, nanoplásticos impreganándose en la tierra, en el aire, en el agua, en casi todo que nos rodea.
Matthew Campen, toxicólogo de la Universidad de Nuevo México, no se sorprendió cuando su equipo encontró microplásticos en testículos humanos durante un nuevo estudio.
|
Las diminutas partículas ya se habían encontrado en la leche materna, los pulmones y la sangre humana. A estas alturas, dijo Campen, espera encontrarlas en todas las partes del cuerpo.
Las partículas son tan pequeñas que es fácil ingerirlas o inhalarlas. Los científicos aún no están seguros de cómo pueden afectar la salud humana, pero algunas de las primeras investigaciones apuntan a motivos de preocupación: un estudio de 2021 reveló que los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal tenían más microplásticos en las heces que los sujetos sanos, mientras que otro estudio reciente informaba que las personas con microplásticos en los vasos sanguíneos tenían un mayor riesgo de sufrir complicaciones cardíacas.
Un vaso de agua con microplásticos.
No podemos controlar directamente muchos de los microplásticos a los que estamos expuestos: los materiales utilizados en los neumáticos de los carros y camiones, la fabricación de alimentos, la pintura y muchos otros productos pueden crear partículas de plástico. Pero si te preocupan los microplásticos, hay medidas sencillas que puedes tomar para minimizar un poco tu exposición, dicen los expertos.
“No vas a llegar a cero, pero puedes reducir tus niveles”, dijo Tracey Woodruff, profesora de la Universidad de California en San Francisco, quien estudia cómo afectan las sustancias químicas a la salud.
En la cocina
Los microplásticos se producen cuando los elementos de plástico se degradan o se añaden intencionalmente a determinados productos, como las microperlas de los exfoliantes corporales. Cuando llegan al agua y a la tierra, los microplásticos entran en la cadena alimentaria.
Los microperlas son unas bolitas minúsculas de plástico, normalmente con un tamaño menor de 5mm, de diversos colores y prácticamente indestructibles. Están presentes en productos cosméticos como dentífricos, exfoliantes, geles de ducha o detergentes.
Lea también:
Hay varias formas de reducir la exposición a través de la alimentación, por ejemplo evitando las comidas muy procesadas. Un estudio sobre 16 tipos de proteínas reveló que, aunque todas contenían microplásticos, los productos muy procesados, como los nuggets de pollo, eran los que más contenían por gramo de carne. Según los investigadores, esto podría deberse a que los alimentos muy procesados tienen más contacto con el plástico de los equipos de producción.
Una manzana ordinaria con microplásticos microscópicos.
“Cuanto menos procesados, menos plástico”, señaló Christy Tyler, catedrática de Ciencias Ambientales del Instituto Tecnológico de Rochester, Nueva York.
Aunque los envases de plástico prolongan la vida útil y actúan como una barrera contra la contaminación, también pueden generar pequeñas cantidades de microplásticos que pueden verterse en los alimentos.
Se necesita más investigación para saber si lavar los alimentos puede reducir estos microplásticos. Pero Woodruff dijo que había ido sustituyendo gradualmente sus recipientes de plástico por otros de vidrio. Cambiar las tablas de cortar de plástico por otras de madera también podría reducir la exposición.
El calor, incluido el del lavaplatos y el microondas, también puede hacer que los productos de plástico se descompongan.
En un estudio realizado en 2020, los investigadores prepararon leche de fórmula para bebés en biberones de polipropileno, un tipo de plástico blando, y descubrieron que los biberones liberaban microplásticos cuando se calentaban. A medida que aumentaba la temperatura del agua, también lo hacía la concentración de microplásticos. Los autores del estudio recomendaron preparar la leche de fórmula en polvo en un recipiente de cristal y dejarla enfriar antes de transferirla al biberón. Del mismo modo, la investigación ha sugerido que el agua caliente que se utiliza para preparar el té puede liberar partículas de las bolsas de té de plástico; los expertos recomiendan utilizar bolsas de té de papel o té a granel.
Las plantas de tratamiento de agua pueden eliminar algunos microplásticos del agua del grifo, pero no todos. Las investigaciones sugieren que los niveles de microplásticos suelen ser más altos en el agua embotellada que en la del grifo. Esta contaminación puede deberse en parte al proceso de embotellado, a las propias botellas de plástico e incluso a la apertura y cierre de la tapa.
Woodruff dijo que ella usaría una botella de agua reutilizable para evitar esta exposición extra. También existen filtros de agua domésticos certificados para reducir los microplásticos.
Lea también:
A través de muebles, ropa y más
El plástico se utiliza a menudo para fabricar prendas, ropa de cama y muebles. Los tejidos sintéticos como el poliéster y el nailon pueden desgastarse por la fricción, la calefacción, la luz y el uso en general, lo que hace que desprendan fibras de microplásticos. Una vez inhalados, estos microplásticos pueden desplazarse por el cuerpo y penetrar en los órganos y el torrente sanguíneo.
Algunos expertos recomiendan mantener los objetos de plástico, como un sofá tapizado con tejido de polipropileno, alejados de la luz solar directa, o elegir opciones que no estén hechas de plástico.
Pollo apanado.
Pasar la aspiradora también puede marcar la diferencia. Los científicos han descubierto que pasar la aspiradora con frecuencia puede reducir los niveles de microplásticos en el polvo doméstico. Tyler recomendó utilizar una aspiradora con filtro HEPA para aspirar los microplásticos; estos filtros pueden eliminar partículas suspendidas en el aire con un tamaño de 0,3 micras. (Dado que algunos microplásticos son más pequeños que eso, los más diminutos aún podrían evitar su captura). Según ella, utilizar un paño húmedo en lugar de un plumero también puede ayudar a evitar la propagación de microplásticos en interiores.
El lavado de la ropa es otro factor a tener en cuenta. Se calcula que el 60 por ciento del material utilizado para la ropa es de plástico. El lavado puede hacer que esta ropa desprenda diminutas fibras de plástico que pueden pasar a las plantas de tratamiento de aguas residuales, verterse a los ríos y al océano y acabar de nuevo en el agua potable. Las partículas de plástico que desprende la ropa también pueden acabar en el filtro de pelusas e inhalarse al limpiarlo, explicó Tyler.
Lea también:
Se puede intentar capturar los microplásticos con una bolsa, una bola o un filtro especial para la lavadora, pero no hay pruebas concluyentes de su eficacia. Los expertos dijeron que otras medidas de sentido común, como lavar la ropa con menos frecuencia, lavar cargas completas y secar en tendedero, también pueden ayudar a minimizar la dispersión de microplásticos en la ropa.
Los expertos señalaron que estas medidas podrían ayudar a limitar la exposición a los microplásticos, pero solo hasta cierto punto. Y Tyler reconoció que podría ser difícil para la gente eliminar el plástico por completo, sobre todo para quien compra ropa sintética y alimentos muy procesados porque son más asequibles. Por eso, los investigadores están trabajando para comprender qué plásticos pueden ser más perjudiciales para la salud humana.
“Tenemos la oportunidad de tomar las decisiones correctas, pero no todo el mundo tiene tanto poder”, dijo Tyler. “Parte de esto consiste en ser inteligente sobre lo que sí se tiene control”.
Fuente: NYT