Por: Gustavo Gorriti de IDL Reporteros
Era la tarde del jueves 10 de septiembre. Horas antes, el congresista Edgar Alarcón, había entregado al presidente del Congreso Manuel Merino, con estudiada escenografía, los audios donde aparecen protagónicamente el presidente Martín Vizcarra, su asistente Karem Roca Luque; y Richard Cisneros, también conocido como Richard Swing.
Todavía no se había presentado la moción para vacar al presidente Vizcarra por la presunta “incapacidad moral permanente” que, según sus acusadores, revelaban los audios. Pero para cualquiera que hubiera seguido los eventos recientes en ese ámbito, era evidente que una coalición probablemente mayoritaria en el Congreso se aprestaba para el inicio de una ofensiva cuyo objetivo era una rápida vacancia presidencial.
Entonces, en algún lugar de Madre de Dios, sonó el teléfono móvil del jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general EP César Astudillo. Era el edecán del presidente del Congreso, Merino, quien deseaba hablar con el general. ¿Podía hacer la conexión?, preguntó el edecán. Astudillo respondió que estaba viajando y no tenía buena conexión, antes de colgar.
El teléfono sonó una y otra y otra vez, pero Astudillo no contestó. Lo que sí hizo fue informar de inmediato al ministro de Defensa, general EP (r) Jorge Chávez Cresta, sobre la llamada. Encontrarse en la selva no significa estar desinformado.
Cuando dejó de sonar el móvil de Astudillo, timbró el del comandante general de la Marina, almirante AP Fernando Cerdán. Era, de nuevo, el edecán pidiendo contactar al jefe naval con el presidente del Congreso. Cerdán, que conocía a Merino, recibió la llamada.
Merino no tardó en ir al grano. Indicó a Cerdán que, “en el marco de la Constitución” se iba a llevar a cabo un proceso que podría terminar con la vacancia del presidente de la República y su reemplazo por el propio Merino. Esperaba que el proceso pudiera llevarse a cabo con normalidad.
Cerdán contestó algo así como ‘escuchado y comprendido’ y buscó terminar la conversación. Luego de colgar llamó de inmediato al ministro Chávez Cresta y le informó sobre lo hablado.
Astudillo recibía entre tanto, varios mensajes de texto reiterando el deseo de Merino de conversar con él. El jefe del Comando Conjunto no contestó, pero quien ardía en deseos de hacerlo era el ministro de Defensa, Chávez Cresta. Merino le dio una razón más al pedir en público a la Fuerza Armada “que guarde tranquilidad”.
Al regresar a Lima, Chávez Cresta fue entrevistado por Mónica Delta en Frecuencia Latina, cerca de la medianoche, y no perdió el tiempo. “Rechazo tajantemente” dijo,”que mencionen a las Fuerzas Armadas en este tipo de eventos. Las Fuerzas Armadas están cumpliendo su rol constitucional […] esas declaraciones han sido totalmente fuera de lugar e innecesarias. […] exijo respeto a la institucionalidad de las Fuerzas Armadas”. Pero no solo dijo eso. Luego de referirse a la situación dramática que vive el país en el enfrentamiento a la pandemia añadió que “en ese escenario, ¡vacar a un Presidente no tiene un ápice de sensatez!”.
Acababa de terminar la entrevista Chávez Cresta, cuando recibió un mensaje en texto de Otto Guibovich, actual congresista por Acción Popular y portavoz de ese partido en el Congreso. Guibovich es un general retirado del Ejército, que fue comandante general de su institución y que tuvo la reputación de ser un militar con valores democráticos hasta su reciente metamorfosis en promotor de la vacancia presidencial junto con modelos cívicos como Edgar Alarcón.
Como enviado de Merino, Guibovich inició un interesante diálogo con el ministro Chávez Cresta, quien fue antaño subordinado de aquel al que, de acuerdo con la usual cortesía jerárquica en el Ejército, llama “mi general”.
– ¿Las FFAA no pueden ser mencionadas por el presidente del Legislativo? –escribe Guibovich – No lo creo. Yo mañana las mencionaré. Son de la patria [sic].
– Con las disculpas del caso mi Gral –responde Chávez Cresta– El Presidente [sic] del Congreso no puede llamar a los CCGGS [comandantes generales] en este escenario crítico de nuestra nación. Las FFAA no son deliberantes. Se rigen al orden constitucional. No son deliberantes!!! Las Fuerzas Armadas se deben mantener al margen de intereses o de apoyos de uno u otro lado. Tengo la obligación como ministro de proteger la institucionalidad de las FFAA.
– OK –contesta Guibovich, pero prosigue– A los CCGG? No lo he escuchado. Total. No sé si las atacaron – termina, en respuesta a la última parte del mensaje de Chávez Cresta.
– Mi General –retruca el ministro– El Presidente [sic] del Congreso ha llamado por teléfono a los Comandantes Generales y al Jefe del CCFFAA [Comando Conjunto] en relación a este tema. Eso no es correcto. Le digo por que ellos me han comunicado eso.
– OK – es lo que atina a responder Guibovich.
– De la nada no voy a solicitar el respeto a la institucionalidad de las FFAA –remata Chávez Cresta antes de despedirse de Guibovich.
El viernes por la mañana, en el noticiero de América Televisión, Chávez Cresta volvió a la carga manifestando que “exijo [a Merino] el respeto a las Fuerzas Armadas y el orden constitucional”.
Federico Salazar, uno de los conductores del programa le preguntó dos o tres veces en qué había faltado Merino el respeto a las FFAA. Chávez Cresta solo mencionó la declaración pública del presidente del Congreso, pero no sus llamadas a los mandos militares.
A partir de ahora, ya se sabe que dicha “falta de respeto” fue la reacción al equivalente moderno de aquel antiguo ir a “tocar las puertas de los cuarteles”. Ahora ya no se toca las puertas sino se timbra los teléfonos.
El toc-toc de antaño significaba, casi siempre, la conjura en camino a la sedición.
¿Y el ring-ring de hogaño no es igual?
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