BRUSELAS, 30 abr (Reuters) | Los capos de la droga de América Latina han enviado en las últimas semanas cargamentos extraordinarios de cocaína a Europa, incluido uno en un contenedor de calamares, a pesar de que la epidemia de coronavirus ha reducido el tráfico del comercio transatlántico legal, según altos cargos de la lucha contra los estupefacientes.
La circulación de drogas ilegales se ha visto trastornada por el virus, en un contexto de interrupciones de las cadenas de suministro internacionales y confinamientos de millones de potenciales clientes.
Sin embargo, los narcotraficantes han aceptado el desafío, enviando enormes cargas de cocaína en los pocos barcos portacontenedores y aviones comerciales que siguen en circulación, mandando un claro mensaje de que están dispuestos a asumir mayores riesgos para distribuir su mercancía.
“Basándonos en unas incautaciones de cargamentos de cocaína más grandes de lo habitual, sería justo decir que Europa se vio inundada de cocaína antes de los confinamientos”, dijo a Reuters Bob Van Den Berghe, oficial superior del cuerpo de seguridad de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
Esta tendencia ha continuado a pesar de que muchos países europeos, incluidos los principales mercados de consumidores como Reino Unido y España, han restringido drásticamente los movimientos de sus ciudadanos.
Pandemia
“La pandemia no ha tenido efecto hasta este momento sobre el tráfico marítimo de drogas. Se mantiene al ritmo de siempre”, dijo Michael O’Sullivan, jefe del Centro de Análisis y Operaciones Marítimas financiado por la UE, que coordina las interceptaciones en el mar.
En los primeros tres meses de este año, la ONUDD confiscó 17,5 toneladas de cocaína con destino a Europa en puertos sudamericanos, en su mayoría en Brasil. Esta cifra representó un aumento de casi el 20% en comparación con el mismo período de 2019, dijo Van Den Berghe.
El aumento se debió a un menor número de operaciones, pero que incautaron cargamentos más voluminosos. Casi siete toneladas dirigidas al puerto holandés de Róterdam, el más grande de Europa, fueron aprehendidas en cuatro operaciones en lo que va del año, según datos de la ONU. En el mismo período del año pasado, poco más de cuatro toneladas fueron interceptadas en ocho operaciones separadas.
Este mes, las autoridades belgas incautaron en el puerto de Amberes de cerca de cinco toneladas de cocaína halladas en un contenedor procedente de América Latina. El puerto belga fue el año pasado el principal punto de entrada de cocaína en Europa, con más de 60 toneladas interceptadas.
Esta última operación se produjo después de varias incautaciones de más de una tonelada en marzo, según Kristian Vanderwaeren, jefe de aduanas de Bélgica, país que entró en confinamiento el 17 de marzo.
“Estábamos acostumbrados a considerar una incautación de una tonelada como una operación importante”, dijo a Reuters, sin querer dar más detalles.
Las cantidades incautadas suelen ser sólo una parte mínima de los envíos totales, pero ofrecen una estimación aproximada del volumen del comercio ilegal.
La Europol estima que el mercado europeo tiene un valor de al menos 9.000 millones de euros (9.800 millones de dólares) al año. Alemania, España, Francia, Italia, Países Bajos y el Reino Unido representan algo más del 87% de sus cuatro millones de consumidores de cocaína estimados.
Entre calamares
Los traficantes siguen haciendo gala del ingenio de siempre, aprovechando la circunstancia de que las exportaciones de frutas, verduras y otros productos alimenticios de América del Sur a Europa son una de las pocas actividades comerciales que sólo se han visto afectadas de forma marginal por la epidemia.
El cargamento de cinco toneladas de cocaína incautado en Amberes estaba oculto en un contenedor frigorífico que transportaba calamares procedentes de América Latina, dijo Van Den Berghe.
En el puerto, la carga de calamares fue separada de la cocaína y transferida a un contenedor idéntico antes de ser sometida a controles. Pero las autoridades frustraron el plan de los criminales.
El aumento de los grandes cargamentos de cocaína transportados por vía marítima siguió una tendencia similar en el tráfico aéreo, dijo Vanderwaeren.
A mediados de marzo, justo antes de que Bélgica iniciara su confinamiento y se suspendiera la mayoría de los vuelos comerciales, los agentes de aduanas del aeropuerto principal de Zaventem incautaron 350 kg de cocaína escondida en las maletas de un avión procedente de la República Dominicana, una cantidad 200 veces mayor que la que se suele detectar en los envíos aéreos de estupefacientes.
“Esto se debe a que el número de aviones que volaban de América del Sur a Europa se redujo sustancialmente y cada uno representaba una buena oportunidad para transportar cocaína”, dijo Vanderwaeren, añadiendo que no se trata de un caso aislado.
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