En marzo, el volumen de las exportaciones tradicionales se contrajo 32,7%, la peor caída desde que se tiene registro de la serie. Pero la minería ilegal funciona "a todo vapor".
El 2020 será uno de los años más duros de la historia reciente para la economía mundial. Para enfrentar la pandemia del COVID-19, los países han tomado –en mayor o menor medida–, decisiones de aislamiento social obligatorio que han paralizado gran parte de la demanda y oferta global.
El efecto de esta coyuntura sobre la economía peruana se hace evidente en las últimas cifras disponibles de exportaciones. De acuerdo con el Banco Central de Reserva, los envíos peruanos al exterior retrocedieron un 37,6% durante marzo, lo que implica el peor resultado mensual registrado desde mayo de 1990 (-46,1%), es decir, casi 30 años.
Impacto sobre el volumen
El desplome fue especialmente evidente en las exportaciones tradicionales: las ramas de minería e hidrocarburos, pesca y el agro tradicional. Las ventas al exterior de este tipo de productos cayeron 41,6%, su mayor contracción desde 1998. Por su parte, los envíos no tradicionales se redujeron en 27,7%.
Los datos también revelan que esta contracción no se explica por la caída en los precios, sino por un menor volumen exportado. Los precios de los envíos peruanos disminuyeron 7,36% en marzo. En tanto, el volumen se contrajo 32,7%, la peor caída desde que se tiene registro de la serie.
Oro
Entre los productos tradicionales, la mayor reducción se dio en el volumen de exportación de oro (-72,4%), debido a que no se registraron envíos de empresas como Yanacocha. En el caso de los no tradicionales, la contracción se explica principalmente por los menores volúmenes de productos pesqueros (-60,7%), como pota congelada y en conserva. Esto se debió a las restricciones operativas en plantas de procesamiento, y también a una menor biomasa del recurso.
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Adicionalmente, la pandemia generó dificultades logísticas en las rutas comerciales globales durante marzo, las cuales impactaron en las exportaciones, sobre todo las no tradicionales. Representantes de empresas exportadoras mencionan, en particular, la escasez temporal de contenedores refrigerados (o reefer), debido a las demoras en la descarga de mercancía en los principales puertos de Asia. Estas demoras, las cuales se explican por menor personal o por menor capacidad de abastecimiento en puertos, ralentizaron el flujo mundial de contenedores. Más aún, ante el retraso en estas descargas, la mercancía perecible corría el riesgo de descomponerse.
Pero hay un segmento que ha logrado crecer en medio de la pandemia: las exportaciones agroindustriales, que sumaron US$420 millones y crecieron 9,3% respecto a marzo del año pasado. Resalta, por ejemplo, el dinamismo de los envíos de paltas frescas (232%), uvas (31%) y mango congelado (30%). El alza de las exportaciones agropecuarias se mantendría en abril, dado que en dicho mes se concentran las campañas de cítricos y paltas.
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