Por: Esteban Saldaña Gutiérrez - Ingeniero Industrial |
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Ayer por mañana un grupo de fiscales en compañía de la policía especializada en delitos de corrupción de funcionarios allanó la Municipalidad distrital de Tantará, buscando pruebas incriminatorias contra el alcalde, por supuestos delitos de corrupción de funcionarios.
Como se sabe el alcalde Jaime Urbina había retornado a Tantará el día 30 de mayo y partió al día siguiente, dejando pendiente por enésima vez todos los ofrecimientos que había hecho ese día en la plaza de armas y reuniones anteriores.
La intervención fiscal se inició aproximadamente a las 08.00 horas y terminó a las 14.00 horas. En ese ínterin, promediando las doce del día, se hizo presente el alcalde y participo del allanamiento. Había retornado a Tantará después de doce días de ausencia.
El alcalde viene afrontando varias denuncias, una de ellas por agresión verbal al personal de salud y pretender romper la cuarentena. Una segunda denuncia por violar el toque de queda y encontrarse libando licor con un grupo de pobladores. En su descargo manifestó que al momento de la intervención estaba tomando caldo de cabeza de carnero, mentira infantil que fue desmentido por sus propios actos, pues al día siguiente en estado de ebriedad se habría tomado las fotos de la vergüenza, tirado en un ataúd. Allí también recurrió a otra mentira, manifestó que lo había hecho para medir el tamaño del cajón.
De hallarse responsable de estos hechos y otros que la fiscalía investiga puede ser condenado doblemente, por haber cometido delito en estado de emergencia y por tratase de una autoridad. Es tiempo de limpiar la imagen de nuestro pueblo, tan venido a menos por la irresponsabilidad de una autoridad.
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