Con la misma naturalidad que liquidó al Bayern Múnich con un zapatazo y una genialidad, Lionel Messi aguanta al Barcelona de tal manera que resulta incluso difícil de explicar. La noche del miércoles, cuando puso otra vez el Camp Nou y al mundo a sus pies, incluido a Kobe Bryant, resumió ante las cámaras de Canal + su sentimiento: “Bueno, ahora me iré a casa, le daré un beso al niño y me meteré en la cama”. Así de sencillo, como si no hubiera pasado nada. Pero algo pasó: Messi demostró otra vez, casi sin querer, que por encima suyo, el cielo. Y a su estela, el club.
“Ha llegado a su madurez, es algo absolutamente evidente. Y lo ha hecho de una manera muy normal, muy natural”, cuentan quienes han vivido a su lado desde que era apenas un aprendiz de Ronaldinho en el vestuario del Barcelona, esos quienes lo han visto aprender de Xavi y de Iniesta, o reírse con Piqué y Alves. “Pero ahora, al que miran es a él, esperan a ver qué hace y entonces, el resto actúa”, añaden. Solo basta con verle en la sala de prensa, cada vez más cómodo.
Ahora, el Barça es él, un club que sigue siendo más que un club: el FC Messi. No hay otro líder que él, y bajo su talento se aguanta el presidente, el entrenador y
el equipo. Demasiados goles, demasiadas asistencias, demasiado de todo.
Ha llegado a su madurez, es algo evidente”, cuentan en el vestuario
“Nos hace buenos a todos”, dice Piqué. “Es demasiado bueno”, aseguran incluso los rivales, Bernat, por ejemplo, el lateral del Bayern Múnich, el último equipo que le padeció. Los goles de Leo se revisan en las redes sociales de tal manera que han llevado al Barcelona a ser una epidemia, con tanta razón como desmuestra la propia web de la UEFA, que señaló al argentino y a Neymar, Mascherano, Rakitic, y Alves como parte del once ideal de la jornada. El resto del equipo de la primera parte de las semifinales lo completan el portero del Bayern, Neuer, y cuatro jugadores de la Juventus, que el martes le ganó al Real Madrid (2-1).
En los últimos cinco años, el Barcelona ha multiplicado por tres su valor económico (según un estudio de la revista Forbes, el club tiene un valor de 2.808 millones de euros) y ha aumentado un 21,5% en los últimos tres años. El del Madrid, en cambio, ha disminuido en un 1,5%. La culpa la tiene en buena parte el talento de Messi. Sin ir más lejos, este año lleva más de un gol por partido (53 por 51 partidos), que representa el 32,7% de las dianas del Barça; acumula el 27% de los remates del Barcelona (243), y de los que enfoca a portería, el 44% terminan en gol. “Es increíble su eficacia”, reconoce Suárez, con el que se lleva de maravilla. De hecho, llegados a este punto, es difícil encontrar alguien en el camerino con el que se lleve mal.
En los últimos cinco años, el Barça ha multiplicado por tres su valor económico
Messi, además, participa de alguna manera en la mitad de los goles azulgranas (exactamente en el 49,38%). Al tiempo, ha mejorado su promedio de regates por partido, alcanzando 5,4 por partido, uno más que el año pasado. “Un año difícil porque no ganamos nada y por lo que pasó fuera del campo”, admitió el martes. Incluso, en las faltas que recibe el equipo, el 15% las sufre él.
Los compañeros le rinden pleitesía, empezando por Neymar, que le adora; mientras, los directivos ni se atreven a saludarle, y Luis Enrique trató de hacerle ver que manda el argentino. En la charla con los delanteros a principio de temporada lo dejó claro: “Leo elige”. Y es que Leo manda, para bien.
Su capacidad para aglutinar ha crecido de manera exponencial año tras año, temporada tras temporada, en la misma medida en la que lo ha hecho su rendimiento. Ya no son detalles, es un todo. Ya no es un chaval huidizo escondido en un rincón del vestuario junto a Sylvinho, sino que el grupo le busca. El club está a sus pies, en tanto que el mundo se arrodilla ante su talento.