Sombra andante
 

Cuentan que un comunero regresaba del pueblo, de Huañupiza, acompañado de su hija, después de haber realizado sus compras, las cuales eran cargados, en los lomos de los caballos.

El camino era dificultoso  que bordeaba, por las quebradas angostos de los cerros, al llegar hacia lo alto del cerro, donde había unas ruinas y al pasar por ellos se oscurecía la tarde, en ese momento el comunero vio, que por el camino aparecía una sombra de color blanco, era un hombre gigante, cuyos pasos eran largos y se veía que flotaba en el aire.

Los caballos, que llevaban la carga, se asustaron y espantados, relinchaban, resistiéndose a seguir el camino, a pesar de que recibieron golpes, se quedaron quietos en el mismo lugar. El comunero y su hija estuvieron aterrorizados de miedo, ante tan espeluznante aparición, fue algo escalofriante para ellos, ver esta aparición.

Junto a su hija subió temblorosamente, hacia los altos del camino, donde se encontraba una pequeña ruina. Desde ese lugar, observaba con mucho asombro y miedo al hombre gigante, pasar lentamente y ocultarse por el camino, que llegaba hasta el pueblo.

Los pobladores de ese lugar decían que eran un espíritu maligno, que caminaba perdido buscando, un cuerpo donde poder posicionarse.

Después de vivir estos momentos, el comunero y su hija decidieron quedarse a descansar toda la noche, hasta el amanecer.

Al clarear la mañana, cuando las aves empezaban a trinar el comunero y su hija, cargó sus cargas en el lomo de sus caballos y se marchó, con rapidez a su comunidad de origen, sin que nadie lo atormente en su camino.

Ya en su pueblo, muy alegre y sonriente caminaba contando lo ocurrido, ante el asombro de sus compoblanos.

Chincha, Agosto del 2017.