Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Insólito pero cierto. Premunido a su ignorancia un grupo de pobladores del distrito de Yauli de la provincia de Huancavelica habrían destruido una antena de telecomunicaciones supuestamente “5G”, instalado en esas inhóspitas y abandonadas tierras andinas. Toda una falacia porque la antena 5G no existe todavia en el Perú.

Se trata de un hecho salvaje y condenable, que atenta contra la ciencia. Según se sabe los pobladores enardecidos y supuestamente dirigidos por algunos políticos acientíficos, con el cuento que dicha antena sería culpable de la muerte de miles de personas por Covid-19, mezclando una cosa con otra, que son inmiscibles. 

Esta mañana en Frecuencia Latina, el especialista, sostuvo que es totalmente falso que la antena 5G, sea atribuida como antena mortal, o tenga relación con la mortandad del virus chino. Señaló que la destrucción de la antena 5G, por pobladores de Huancavelica, inhibe que escolares y pobladores tengan acceso a internet.  

Por la red se difundió la imagen del extraño suceso de que la antena 5G se encontraba tirado en el suelo, cual un objeto inservible y “venenoso”. Este extraño caso debe llamar a reflexión, con el objeto de frenar actos vandálicos y de atentado contra la propiedad privada, donde al parecer, las autoridades tienen responsabilidad.

No se puede confundir una cosa por otra, demostrando ignorancia y salvajismo. La pandemia es una enfermedad viral de alta mortandad. En tanto, la Antena trasmisora de ondas es estrictamente científica que favorece la comunicación digital o espacial. Hoy, por hoy, los estudiantes son los que más necesitan para recibir sus clases virtuales. Una antena botada en el suelo no tiene ninguna utilidad. Basta ya, del engaño y la mentira que recurren los farsantes para atentar contra la ciencia.

Esta es la realidad de la educación de los escolares huancavelicanos en el que más del 60% tiene dificultades en recibir clases virutales debido a problemas con la señal de internet y que incluso los escolares deben ir a los cerros para poder escuchar y aprender las clases impartidas a través de radio.

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