Por: Eucadio Gutiérrez Solano  Profesor/Periodista

Es penosa y muy repudiable la situación cultural en el distrito de Alto Larán-Chincha. Desde hace más de 3 décadas, la ex ”Casa Hacienda” se encuentra abandonada, pasando por su peor calamidad.

Ha sufrido una depredación criminal en un 90 por ciento. Cuando fue ”la Casa Hacienda” estuvo muy bien cuidada por su propietario. Después de la cooperativización llevada a cavo en los años 70 del siglo pasado por el gobierno de Juan Velasco Alvarado, empezó el desastre de la “hacienda” de origen colonial. Los cooperativistas comenzaron a destruir y desmantelarlo, llegando a su sepultura en los últimos 20 años. Nadie tuvo una visión cultural para frenar la catástrofe anticultural. Un emporio económico y azucarero se convirtió en un basural.

A los alcaldes del distrito de Alto Larán no les interesó, en absoluto, que el monumento histórico Colonial: ex “Complejo azucarero de Alto Larán”, similar o quizás mejor, en su tiempo, al del San José, se encuentre en la peor desgracia y abandono, como si no tuviera alcaldes y dirigentes, que se preocupen por su protección y conservación; más bien éstos humanoides terminaron destruyéndolo sacrílegamente.

Juan Velasco Alvarado regaló las tierras a los campesinos, y ellos sin valorar la importancia del patrimonio cultural de la colonia,  símbolo de la religiosidad y arte,  de la época, que rivalizaba por su poderío económico y belleza con la “Casa Hacienda” de San José, las destruyeron sin compasión y espíritu humano, dejando al templo de los jesuitas en un estado deplorable y escalofriante.

Inaceptable por un ser humano que tenga los juicios completos. Los destructores no tuvieron piedad ni interés para su conservación.

“El Complejo Azucarero” o “Casa Hacienda Colonial” ocupaba más o menos 10 hectáreas de tierras, donde vivía el patrón,  su personal de confianza y sus esclavos.

 

Ahora, de la historia colonial y republicana del distrito de Alto Larán, sólo quedan recuerdos. Sus autoridades merecen ser colgados y paseados calatos.

La Iglesia contaba con imágenes, que han desaparecido. Lo poco que queda se encuentra deteriorado y por pedazos. Entrar a la Iglesia es para llorar de rabia. Decir mil cosas. Pues no creemos que en un pueblo civilizado exista una indiferencia mortal, nauseabunda y analfabeta. ¿Qué es lo que sucede con nuestras autoridades? ¿Dónde está la cabeza? Hablamos de los alcaldes, de los dirigentes… Si esto sucede a unos cuantos metros de la Capital del distrito de Alto Larán, ¿cómo será pues en los pueblos alejados?

Pero, la contradicción es abismal- Los pueblos andinos y selváticos aman a su cultura, protegen y lo cuidan. Aquí en nuestro medio, el cholo chinchano es destructor de sus monumentos históricos, como sucede con el tristemente célebre Emilio del Solar Salazar que destruyó más del 60 por ciento de su riqueza arqueológica. Prefirió entregar los yacimientos arqueológicos a los invasores para mantenerse en el cargo, por tiempo indefinido, a costa de los restos arqueológicos.

La Ex. Casa Hacienda de Alto Larán, indudablemente fue mejor que la Casa Hacienda de San José, perteneciente a la fecha a la familia Cillóniz. Ahora no queda casi nada. La próxima semana es el Aniversario del distrito de Alto Larán. Tampoco allí se hará algo por su recuperación. La atrocidad y salvajismo continúa, más bien  -provocando más destrozos- se ha formado un centro poblado. Las imágenes son impactantes.

Recorrimos a constar el crimen perpetrado con la cultura en el distrito de Alto Larán en compañía del Subprefecto de ese pueblo distrito Nelson Díaz Santiago. Quizás sea él la única autoridad política que ama a su distrito a nivel nacional. Cuando otros subprefectos de oficina o figuretis, esta autoridad ha venido velando por su pueblo, su comunidad y sobre todo por los restos arqueológicos. Los demás festejan su depredación demostrando complicidad con los destructores, como el caso de Huachos-Castrovirreyna.


Sobrevolando la Hacienda de Alto Laran podemos observar el verdadero estado de dicho monumento histórico que hasta el momento no se ha tomado cartas en el asunto para ser restaurado o al menos ayudar en su su mantenimiento y no dejarlo morir en el olvido. (Video amateur)



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