"En la sierra del Perú la migración de la población a la costa ha dejado en abandono las tierras cultivables a pesar que la agricultura y la ganadería han sido el corazón y el pulmón de pueblos como el distrito de Huachos (Huancavelica) desde tiempos inmemoriales. La agroganaderia les ha permitido sobrevivir dignamente durante cientos de años, pero desde hace más de 3 décadas, la principal riqueza al que llaman equivocadamente y con desprecio “la agricultura y ganadería de subsistencia” no les sirve ni para subsistir.
La prueba de esta desgracia es que casi todos los campesinos (as) han emigrado a la costa para buscarse la vida. ¿Quién va a gastar su tiempo y sus fuerzas en la chacra ? ¿Para qué? !Eso no da nada ni para comer! decían todos en ese entonces.
Como las desgracias no vienen solas, en la indiferencia general y el conformismo han perdido varios tesoros que formaban parte de esta riqueza ancestral: la papa cordobina, la alfalfa, la cebada etc. Además, las tierras fértiles como las de la quebrada, lo desperdician debido a un modo de gestión completamente ineficaz y corrupto que da como resultado un baja productividad. ¿Qué hacer frente a esta situación?
El circulo vicioso del sub-desarrollo y de la degradación de la agricultura no es una fatalidad infranqueable, aqui les presentamos una experiencia concreta que nos muestra como se le puede vencer y como se puede re-dinamizar una agricultura en depresión crónica" - Comité de Redacción Huachos.com
Chacras abandonadas en el distrito de Huachos.
Tierras abandonadas en Baixas, Brasil.
El ejemplo del pueblo de Baixas - Brasil
PUBLICADO EL 24-05-2015 | El pueblito de Baixas está situado en el lugar mas pobre de San José de Tapera en el nord-este de Brasil. El salario mensual por habitante es de 24 $ US, la mitad de la población es analfabeta y el índice de desarrollo humano es digno de las regiones más miserables del África.
Cuando el ingeniero écologista José Roberto Fonseca les dijo a los campesions de Baixas que ellos podían salir de la pobreza utilizando la energia solar, la mayor parte de ellos creian que el hombre estaba loco. En ese lugar inhóspito y árido donde el agua es escasa, el sol representa una calamidad secando todo por donde pasa. En ese entonces, las tierras arables y cultivables estaban practicamente abandonadas, exactamente como es el caso el dia de hoy en los pueblos de la provincia de Castrovierryna, el distrito de Huachos en primer lugar.
"Los pobres no pueden enriquecerse vendiendo solamente a otros pobres, hay que buscar productos de calidad para conquistar clientes más ricos" afirma el Ing. Fonseca.
Pero allí donde otros veían desolación, Fonseca vió una oportunidad. « Los campesinos cultivan sus frijoles, sus yucas, su maíz, según unos métodos de cultivo que no habían cambiado después del descubrimiento de Brasil y con una pobreza permanente » explica este hombre optimista mostrando al mismo tiempo las tierras infértiles y abandonadas. «Ya era tiempo que ellos pasen a otro cosa, a otra forma de cultivo » concluye el entusiasta ingeniero.
Sin embargo, no lejos de Baixas, digamos como en Chincha o el desierto de Ica, la agricultura comercial e industrial producian uvas, melones, mangos para la exportacion utilizando sistemas de irrigación complejas. Fonseca estaba convencido que sin necesariamente llegar a ese nivel sofisticado y costoso de la agricultura intensiva, con un poco de plata, con técnicas simples y con cultivos adaptados al lugar, los pequeños campesinos de Baixas estarían también en capacidad de convertir esos terrenos áridos en areas productivas.
Este ingeniero que dirige un ONG llamado ECO-ENGENHO, una pequeña organización especializada en energías renovables, contacta por teléfono la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad local y a unos organismos de ayuda internacional y obtiene en algunos meses el apoyo técnico para poner en pratica sus ideas, en otras palabras realizar LA AGRICULTURA A VALOR AGREGADO en pequeña escala.
Hoy día, cuando se mira las tierras de Baixas uno puede ver que el paisaje tiene diferentes colores como rojo, anaranjado, amarillo, verde porque están llenos de pimientos y de otras hortalizas. Las mujeres escogiendo minuciosamente los productos y que luego los meten en botellas con vinagre, para hacer vinagretas gastronomicas que serán vendidos en toda la región. En las casas de los campesinos el agua potable sale bastante del caño, las focos alumbran bonito desafiando las largas noches. Los niños juegan alegres en los patios. « Todo a cambiado » dice une pobladora, madre de 8 hijos.
¿Pero cual fue el secreto del éxito de Baixas?
El secreto fue simple : La gestión del agua. « El problema de ellos no era la falta de agua, era mas bien la incapacidad para poner en práctica una gestión eficaz » explica Roberto Fonseca.
Para mejorar esta situación él propuso el cultivo hidrofónico, que consiste en jardines suspendidos donde las plantas crecen no en la tierra sino mas bien en el agua y que son enriquecidas con nutrimientos. Las plantas están puestas en unas botellas de plástico de Coca Cola familiar. Los pimientos crecen pegados a unas mallas de tubos de irrigación bien finas. Para hacer funcionar las pompas y hacer circular el agua en las mallas, Fonseca instaló unos paneles de energía solar. Después que el agua circula por las mallas y para no perderla, ella llega a un reservorio que luego es rebombeada para utilizarla de nuevo. Asi ellos previenen la evaporación y se reduce al mínimo el desperdicio.
Pero lo que es verdaderamente interesante en el proyecto fué que el ingeniero Fonseca reunió gentes que pusieron en pratica un verdadero sistema de regadío y de nuevas alternativas de cultivo, de gentes preparados para resolver problemas y encontrar soluciones, de gentes que se reunieron para TRANSFORMAR LA VOLUNTAD EN UNA ACTIVIDAD QUE FUNCIONA ECONÓMICAMENTE.
Asi, se juntaron un agronomo y un ingeniero para concebir los jardines hidrofónicos; una nutricionista que enseñó a los campesinos todos los secretos de los condimentos y de hortalizas; un economista para poner en practica un plan comercial y la instalación de fabriquita. Juntos crearon una cadena de distribución de los productos para toda la región.
Muchos proyectos y muchas buenas intenciones no funcionan porque abarcan solamente una parte del proceso. La experiencia de Fonseca y de los campesinos de Baixas funcionó bien porque ellos tuvieron un visión global del proyecto y se comprometieron a fondo para sacarlo adelante.
Los esfuerzos desplegados estan a la vista. Once pequeñas empresas familiares ganan plata y cubren los gastos de explotación con la venta de pimientos en los restaurantes de la región y en los supermercados. Ahora ya están proyectando de producir con el cultivo hidrofónico alcaparras, ajiés, lopulos, etc etc. « Los pobres no pueden enriquecerse vendiendo solamente a otros pobres, hay que buscar productos de calidad para conquistar clientes más ricos » afirma orgullosamente Jose Fonseca.
Ahora, gentes de muchos paises en desarrollo se han puesto en contacto con el ONG Eco-Engenho para reproducir la experiencia. ¿En el pueblo de Huachos alguien tomará la inciativa para poner en prática un proyecto similar?
Producción y comercialización de pimientos Tapera de Baixas.
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