Dice la Biblia que el que encuentra un amigo encuentra un tesoro.
Me gustaría proponer a todos ir más allá de los grupos de amigos y construir la amistad social tan necesaria para la buena convivencia.
Reencontrarnos especialmente con los más pobres y vulnerables. Los que están en las periferias. Alejarnos de los populismos que explotan la angustia del pueblo sin dar soluciones proponiendo una mística que no resuelve nada.
Huir de la enemistad social que solo destruye y salir de la “polarización”.
Y esto no siempre es fácil, especialmente hoy cuando una parte de la política, la sociedad y los medios se empeñan en crear enemigos para derrotarlos en un juego de poder.
El diálogo es el camino para mirar la realidad de una manera nueva, para vivir con pasión los desafíos de la construcción del bien común.
Recemos para que, en situaciones sociales, económicas, políticas, conflictivas seamos arquitectos de diálogo, arquitectos de amistad, valientes y apasionados, hombres y mujeres que siempre tiendan la mano y que no queden espacios de enemistad y de guerra.
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