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“Keiko Fujimori tiene una alforja muy pesada y su campaña no está caminando bien”

ELECCIONES PRESIDENCIALES 2021.

Entrevista a Hernán Chaparro: Investigador y docente universitario también señala mal que bien, Perú Libre pudo articular un equipo técnico y que Pedro Castillo ya no es el único vocero.

Entre el 2016 y el 2019 el fujimorismo estuvo en permanente campaña de desacreditación, incluyendo peleas entre hermanos. A los ojos de los ciudadanos, esta experiencia de Kenji y Keiko enfrentados no se ha resuelto con el abrazo frente al penal. Hay mucha carga histórica que hace que esta desconfianza histórica no se venza.
Entre el 2016 y el 2019 el fujimorismo estuvo en permanente campaña de desacreditación, incluyendo peleas entre hermanos. A los ojos de los ciudadanos, esta experiencia de Kenji y Keiko enfrentados no se ha resuelto con el abrazo frente al penal. Hay mucha carga histórica que hace que esta desconfianza histórica no se venza.

 

El Perú ingresa a las dos últimas semanas de una campaña de segunda vuelta marcada por una muy fuerte polarización. El investigador Hernán Chaparro analiza el momento actual y hace un llamado a la tranquilidad. “Podemos discrepar, pero la noción de convivencia tiene que estar por delante”, señala.

 

Hasta el momento, según las encuestas más serias, Keiko Fujimori sigue detrás de Pedro Castillo. No ha podido superarlo. ¿Por qué cree que es así?

 

En términos estructurales, está el peso del antifujimorismo, que es fuerte. La campaña de Fuerza Popular ha atraído a un sector con un antifujimorismo débil, pero no termina de convencer. No hay un aspecto propositivo. Ha estado muy amparada en el “anti”, en el comunismo, terrorismo…

 

Venezuela

 

Si es cosa de campañas, entre el 2016 y el 2019 el fujimorismo estuvo en permanente campaña de desacreditación, incluyendo peleas entre hermanos. A los ojos de los ciudadanos, esta experiencia de Kenji y Keiko enfrentados no se ha resuelto con el abrazo frente al penal. Hay mucha carga histórica que hace que esta desconfianza histórica no se venza. Encima, la candidata ha presentado a su equipo de gobierno, y en vez de ser uno que permita mirar hacia adelante, es uno que da el mensaje de que se está mirando hacia atrás.

 

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Y tampoco es que el rival sea un buen candidato.

 

Efectivamente. Frente a una mala campaña de Castillo, Keiko no crece porque su alforja es más pesada de lo que ella cree.

 

O que su campaña es igual de mala.

 

Las dos cosas. Keiko tiene una alforja muy pesada y su campaña no está caminando bien.

 

Mencionó lo de la reconciliación entre los hermanos Fujimori. Según Datum, la mayoría no cree que esta sea real.

 

Es que eso es parte del asunto. El ciudadano peruano nos ha mostrado muchas veces en estos años que puede estar harto, que puede que no siga la política, pero no es ningún tonto. Puede estar muy molesto por la falta de oferta política pero no se cree estos cuentazos. Hay gente que todavía piensa que estas historias se las traga alguien. Son propuestas con poco contenido.

 

Fujimori ha planteado su campaña en términos de una lucha entre el comunismo y la democracia. A estas alturas parece que no es suficiente.

 

Las dos campañas son malas. Del lado de Castillo, es un postulante con pocos recursos atrás, que por un lado firma compromisos y por el otro se disparan ataques a la prensa. No ves una campaña…

 

¿Articulada? Por supuesto que no.

 

En Perú Libre han logrado mal que bien articular un equipo que al menos compensa alguito y tienen más voceros, ya no es solo Castillo. Han hecho algunas mejoras que tampoco es que marquen la diferencia y por eso tampoco se ha distanciado mucho. Ahora, un elemento que importa y que es uno de los motivos por el cual Fujimori no crece más, es el rol de ciertos grupos de comunicación que creían que apoyaban a la candidata pero, en la práctica, lo que han hecho es ponerle una picana al antifujimorismo.

 

Lo han reactivado.

 

¿No es cierto? Es como lo de la camiseta de la selección. Han sumado a personas con todo el derecho de opinar, sin embargo, se nota que están organizados para repetir el mismo discurso. A un sector eventualmente que duda no se le va a convencer así, se le va a irritar. Es un mensaje que quiere vendarse como de una democracia amplia y es, claramente, uno de parte. Y la gente se da cuenta.

 

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¿La gente percibe cuando la cancha está inclinada?

 

No solamente percibe. Reacciona emocionalmente frente a eso. Si hay indecisos que no confían en Castillo, los pueden terminar hasta empujando a votar por él.

 

¿De pura rebeldía?

 

Así es. Y se ha entrado en una espiral de violencia desde los medios, desde la gente, en las redes sociales, donde los extremos copan el espacio discursivo. Y esa violencia no hace más que crecer. Tiene que haber una racionalidad, una voluntad política que diga “paremos esto”. El debate tiene que ser de otra manera, porque, de otra forma, terminaremos mal. Ya hay todo un grupo de gente que está buscando deslegitimar el proceso mismo. Eso no hace más que ahondar la polarización. Aunque parezca muy difícil, los medios y los que tengan la oportunidad de decir algo tienen que pedir un poco más de tranquilidad.

 

Tenemos que convivir.

 

Tenemos que convivir. Podemos discrepar, ¿no es cierto? Sin embargo, la noción de la convivencia tiene que estar por delante. Hay que saber argumentar, convencer, persuadir, competir en un espacio político, sin alterar las mismas reglas del juego. Hoy, hay más de uno que anda en los bordes antidemocráticos.

 

Faltan dos semanas de campaña, incluidos los debates técnico y presidencial. ¿Pueden cambiar el panorama actual?

 

Faltan los debates y una buena tonelada de guerra sucia que se guarda para el final. Va a haber ahí un despliegue grande. No hay motivos para dudarlo. Dicho esto, los debates creo que tienen influencia sobre todo porque son al último. Con el nivel de polarización que hay, sospecho que el nivel de participación respecto de la primera vuelta va a subir y que el voto blanco y viciado estará en niveles históricos, de un 7%. Otro punto es que días antes del 11 de abril Castillo creció cerca de un punto por día en un sector que suele tomar su decisión al final, mujeres de sectores bajos fuera de Lima. Ese es el mismo sector que, hoy en las encuestas, tiene una fuerte presencia en el grupo de quienes no dicen por quién votarán. Y un tercer elemento es que en la segunda vuelta, alrededor de un 15% termina decidiendo en la última semana. Es decir, hay muchos indicadores que te permiten pensar que en estos días que vienen...

 

¿Mucha gente se va a decidir?

 

Y con un insumo, no el único, que son los debates, que generan rebotes.

 

Fuente: La Republica

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