Por: Jaime Antezana Rivera - Experto en narcotráfico y crimen organizado
Hace pocas horas, Pedro Castillo fue proclamado presidente de la República por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), después de una gran dilación por el fujimorismo.
Ante la ineluctabilidad de la resolución del JNE, la ahora excandidata Keiko Fujimori ha salido -contrario a su discurso asumido el 7 de junio- a decir que acepta los resultados del JNE.
Esa debió ser su actitud desde el inicio. Aceptar su derrota tras el fin del conteo de los votos contabilizados y procesados hace más de un mes. Resultados que casi coincide con lo que proyecto , el mismo día, IPSOS con el conteo rápido.
No hizo eso. Inventó un "fraude en mesa" que ni Montesinos creyó y, sobre la base de esa invención, montó una estrategia legal leguleya para una auditoría internacional y dilatar "in extremis" los resultados del balotaje.
¿Qué buscaba el fujimorismo y sus secuaces? Osciló entre impedir que el JNE proclame a Castillo hasta 28 de julio y el golpismo sedicioso. En ambos casos, no aceptarían los resultados. Desconocerían el triunfo de Pedro Castillo.
Ante la vergüenza internacional, y a escasas pocas horas de la proclamación de Pedro Castillo, finalmente Keiko tuvo que aceptar la realidad: "Victus sum" (Fuí derrotada).
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