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Keiko Fujimori y sus socios mantuvieron en vilo al país con sus falsas denuncias

Bajo esa narrativa se justificaron los retrasos para realizar la transferencia de gobierno y todo tipo de protestas y escenas violentas en las calles, así como discursos altisonantes y exacerbaciones de odio, racismo y clasismo.

En ese juego también estuvieron presentes organizaciones como el partido conservador VOX y otras agrupaciones de la ultraderecha hispanoamericana que se sumaron al juego del desgaste.
En ese juego también estuvieron presentes organizaciones como el partido conservador VOX y otras agrupaciones de la ultraderecha hispanoamericana que se sumaron al juego del desgaste.

 

Por Gustavo Mohme Llona - Editorialista de La República

 

El Ministerio Público ha archivado las denuncias por presuntas falsificaciones de firmas de miembros de mesa en las elecciones generales del 2021. Estos reclamos fueron interpuestos ante los organismos electorales por el partido Fuerza Popular apenas conocida su derrota en las urnas, en segunda vuelta.

 

Así lo ha dado a conocer al Jurado Nacional de Elecciones, que con esta comprobación del MP tendrá que cerrar los casos de fraude que se abrieron, mediante denuncias realizadas por importantes estudios de abogados y un conjunto de voceros políticos que recorrieron el país y participaron en las continuas convocatorias de protestas dirigidas para desconocer de facto al poder elegido en las urnas.

  

El elemento más destacable del discurso rupturista y golpista de la segunda vuelta, es decir, el fraude como origen espurio del poder político ha quedado descartado. Bajo el manto de la supuesta adulteración de la voluntad popular se formularon una serie de acusaciones: suplantación de identidades, sustitución de miembros titulares a cargo de las mesas y “anforazos”, sobre todo en la zona alto andina. La lectura interesada, que se difundió profusamente en un sector de la prensa, era que el presidente Castillo y su gobierno eran usurpadores y que no les correspondía conformar el Ejecutivo.

 

Bajo esa narrativa se justificaron los retrasos para realizar la transferencia de gobierno y todo tipo de protestas y escenas violentas en las calles, así como discursos altisonantes y exacerbaciones de odio, racismo y clasismo. La candidata perdedora por tercera vez, Keiko Fujimori, tampoco fue capaz en esta ocasión de saludar al ganador y, por el contrario, desde el primer día impulsó a su bancada y a sus socios de la oposición a que se hiciera todo lo posible para lograr la vacancia, generando una persistente inestabilidad.

 

También se buscaron escenarios internacionales para seguir debilitando la ya tan frágil democracia peruana. La OEA estuvo en la primera línea de los objetivos perseguidos. Voceros elegidos que además del fraude agregaron al relato la existencia de un peligro marxista-leninista cerniéndose sobre el país. En ese juego también estuvieron presentes organizaciones como el partido conservador VOX y otras agrupaciones de la ultraderecha hispanoamericana que se sumaron al juego del desgaste.

 

Concluida la campaña del fraude, el país podrá comprobar que estas fuerzas políticas actuaron como siempre, haciendo uso de su acostumbrada prepotencia y su incapacidad para aceptar cualquier elección que no los favorezca.

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